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50 Citas Bíblicas de Milagros


Citas Bíblicas De Milagros: Descubre el Poder de Dios

En la Biblia, encontramos numerosas citas bíblicas que hablan acerca de los milagros realizados por Dios. Estos pasajes nos muestran el poder sobrenatural de Dios y cómo Él puede intervenir en nuestras vidas para hacer lo imposible posible. A continuación, te presentamos 50 citas bíblicas de milagros que te inspirarán y fortalecerán tu fe.

1. Mateo 8:2 – “Y he aquí, vino un leproso y lo adoró, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme.”
2. Juan 2:11 – “Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en Él.”
3. Lucas 7:14 – “Y acercándose, tocó el féretro, y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, ¡levántate!”
4. Marcos 5:34 – “Y Él le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; ve en paz y queda sana de tu aflicción.”
5. Juan 11:43-44 – “Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas.”
6. Hechos 3:6 – “Entonces Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda.”
7. Lucas 8:43-48 – “Y Jesús dijo: Hija, tu fe te ha sanado; ve en paz.”
8. Mateo 14:25-31 – “Y Pedro, respondiendo, le dijo: Señor, si eres tú, mándame ir a ti sobre las aguas. Y Él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús.”
9. Marcos 6:56 – “Y dondequiera que Él entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que les dejara tocar siquiera el borde de su manto; y todos los que le tocaban quedaban sanos.”
10. Lucas 5:17 – “Y aconteció que un día Él estaba enseñando, y había fariseos y doctores de la ley sentados, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén; y el poder del Señor estaba con Él para sanar.”
11. Mateo 9:22 – “Y Jesús, volviéndose y viéndola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana desde aquella hora.”
12. Marcos 9:23 – “Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo es posible.”
13. Lucas 4:39 – “Entonces, poniéndose en pie, reprendió al viento y a las olas, y cesaron, y se hizo bonanza.”
14. Mateo 15:30 – “Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y Él los sanó.”
15. Juan 9:6-7 – “Dicho esto, escupió en tierra, e hizo lodo con la saliva, y lo untó en los ojos del ciego, y le dijo: Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que significa Enviado). Fue entonces, y se lavó, y regresó viendo.”
16. Marcos 10:52 – “Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista y seguía a Jesús por el camino.”
17. Lucas 7:21 – “En esa misma hora sanó a muchos de enfermedades, de plagas y de espíritus malignos; y a muchos ciegos les dio la vista.”
18. Mateo 21:21 – “Respondiendo Jesús, les dijo: De cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis, haréis lo que hizo Jesús al higuero, y aún más si dijereis a este monte: Quítate y échate en el mar, será hecho.”
19. Lucas 5:13 – “Y extendiendo Él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él.”
20. Marcos 9:17-27 – “Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo es posible.”
21. Lucas 8:26-39 – “Y le rogaban que los dejara entrar en aquellos cuerpos. Y Jesús les permitió hacerlo. Y salieron los demonios del hombre y entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago y se ahogó.”
22. Mateo 17:20 – “Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.”
23. Lucas 13:12 – “Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.”
24. Mateo 10:1 – “Y habiendo llamado a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los expulsaran y sanaran toda enfermedad y toda dolencia.”
25. Marcos 8:22-26 – “Y le trajeron un ciego, y le rogaron que le tocase. Y tomándole de la mano, le sacó fuera de la aldea; y escupiendo en sus ojos y poniendo las manos sobre él, le preguntó si veía algo. Y él, mirando, dijo: Veo a los hombres, porque como árboles los veo que andan. Después le puso otra vez las manos sobre los ojos, y le hizo mirar; y fue restaurado, y vio de lejos y claramente a todos.”
26. Lucas 17:12-19 – “Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando Él los vio, les dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, volvió glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No fueron diez los que fueron limpiados? Pero los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero? Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha salvado.”
27. Mateo 12:10-13 – “Y había allí uno que tenía una mano seca, y le preguntaron, para poder acusarle: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? Él les dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cae en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? ¿Pues cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada, sana como la otra.”
28. Marcos 5:25-34 – “Y una mujer que había tenido un flujo de sangre por doce años, y que había sufrido mucho a manos de muchos médicos y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, antes bien, al contrario, empeoraba, habiendo oído hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud y tocó su manto. Porque decía: Si toco aunque sea sus ropas, sanaré. Y al instante se secó la fuente de su sangre, y sintió en el cuerpo que estaba sana de su enfermedad. Enseguida Jesús, dándose cuenta de que salía poder de Él, volviéndose en la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis ropas? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y preguntas: ¿Quién me ha tocado? Pero Él miraba a su alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, consciente de lo que en ella había sucedido, vino y se postró delante de Él y le dijo toda la verdad. Él le dijo: Hija, tu fe te ha sanado; ve en paz y queda sana de tu aflicción.”
29. Lucas 6:6-11 – “Y aconteció que otro día de reposo entró en la sinagoga y enseñaba; y había allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Y los escribas y fariseos le acechaban para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de poder acusarle. Pero Él sabía lo que pensaban, y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie. Y Jesús les dijo: Os pregunto: ¿Qué es lícito en el día de reposo, hacer el bien o hacer el mal, salvar la vida o quitarla? Y mirándolos a todos, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. Pero ellos se llenaron de furor, y comenzaron a consultar entre sí qué harían contra Jesús.”
30. Mateo 15:32-39 – “Y Jesús, llamando a sus discípulos, dijo: Tengo compasión de la multitud, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desmayen en el camino. Y sus discípulos le dijeron: ¿De dónde tendríamos nosotros en el desierto tantos panes para saciar a una multitud tan grande? Jesús les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos. Y mandó a la multitud que se recostara en tierra; y tomando los siete panes y los peces, dando gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los discípulos a la multitud. Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastas llenas. Y los que habían comido eran cuatro mil hombres, sin contar las mujeres y los niños. Entonces, después de despedir a la multitud, subió al barco y vino a la región de Magadán.”
31. Marcos 8:1-9 – “En aquellos días, como había una gran multitud y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Siento compasión de la multitud, porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer; y si los despidiera en ayunas a sus casas, desmayarían en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos. Sus discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien saciar a éstos de pan aquí en el desierto? Él les preguntó: ¿Cuántos panes tenéis? Respondieron: Siete. Entonces mandó a la multitud que se sentara en tierra; y tomando los siete panes, habiendo dado gracias, los partió y comenzó a darlos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la multitud. Tenían también unos pocos pececillos; y después de haberlos bendecido, mandó que también los sirvieran. Y comieron y se saciaron; y recogieron de los pedazos que sobraron, siete canastas llenas. Y eran unos cuatro mil; y los despidió.”
32. Lucas 9:10-17 – “Y cuando regresaron los apóstoles, le contaron todo lo que habían hecho. Y Él los tomó consigo y se retiró aparte a una ciudad llamada Betsaida. Pero las multitudes lo supieron y le siguieron; y Él las recibía y les hablaba del reino de Dios, y sanaba a los que necesitaban ser curados. Y el día comenzaba a declinar, y acercándose los doce, le dijeron: Despide a la multitud para que vayan a las aldeas y campos de alrededor y encuentren alojamiento y comida; porque aquí estamos en lugar desierto. Pero Él les dijo: Dadles vosotros de comer. Y ellos dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos peces, a menos que vayamos a comprar alimentos para toda esta multitud. (Porque había como cinco mil hombres.) Entonces les dijo a sus discípulos: Haced que se recuesten en grupos de unos cincuenta. Y ellos lo hicieron así, y a todos les hizo recostarse. Y tomando los cinco panes y los dos peces, levantando los ojos al cielo, los bendijo, y los partió y los dio a los discípulos para que los sirvieran a la multitud. Y comieron todos y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce canastas llenas.”
33. Mateo 10:8 – “Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.”
34. Marcos 16:17-18 – “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”
35. Lucas 10:19 – “He aquí os doy autoridad para hollar serpientes y escorpiones, y sobre todo el poder del enemigo, y nada os dañará.”
36. Hechos 5:12-16 – “Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; pero el pueblo los alababa grandemente. Y los que creían en el Señor, más se añadían a ellos multitudes de hombres y mujeres, a tal grado que sacaban a los enfermos a las calles y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayera sobre alguno de ellos. También de las ciudades vecinas venía mucha gente a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.”
37. Hechos 3:1-10 – “Pedro y Juan subían al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban al templo. Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar al templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Pero Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al instante se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.”
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