Conéctate Con Dios

Salmo 100 Reina Valera: Un canto de gratitud y alabanza


Salmo 100 Reina Valera: ¡Aclamen con júbilo a Jehová, todos los habitantes de la tierra! ¡Sirvan al Señor con alegría! ¡Vengan ante Su presencia con regocijo! Sepan que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. ¡Somos Su pueblo y ovejas de Su prado!

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes la maravillosa promesa y verdad contenida en el Salmo 100 de la Reina Valera. Este Salmo es un llamado a la adoración y alabanza a nuestro Dios, un recordatorio de Su poder y amor incondicional hacia nosotros, Sus creaciones.

En este Salmo, el salmista nos insta a aclamar con júbilo a Jehová, a gritar de alegría y entusiasmo por la grandeza de nuestro Dios. No importa quiénes seamos o de dónde vengamos, todos los habitantes de la tierra están invitados a unirse en alabanza y adoración a Él. Nuestro Dios no hace acepción de personas, Su amor y gracia están disponibles para todos.

El Salmo continúa diciendo: «Sirvan al Señor con alegría». No se trata de un mandato vacío, sino de una invitación a servir a Dios con gozo en nuestros corazones. No somos esclavos obligados a cumplir órdenes, sino hijos amados que encuentran placer en servir a su Padre celestial. Nuestro servicio a Dios debe ser un acto de gratitud y amor, no una carga pesada.

El siguiente verso nos dice: «Vengan ante Su presencia con regocijo». Debemos acercarnos a Dios con alegría y gratitud en nuestros corazones. No debemos venir con temor o condenación, sino con la confianza de que Él es nuestro Padre bondadoso y compasivo. Él nos espera con los brazos abiertos, deseoso de escuchar nuestras oraciones y recibir nuestra adoración. No importa cuál haya sido nuestro pasado, en Su presencia encontramos amor y perdón.

El Salmo continúa con una afirmación poderosa: «Sepan que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos». Aquí se nos recuerda que no somos producto del azar o la casualidad, sino que fuimos creados por un Dios soberano y amoroso. Nuestra existencia tiene un propósito divino, y cada uno de nosotros es valioso y especial a los ojos de Dios. No importa cuántas veces nos hayamos sentido insignificantes o sin propósito, en Él encontramos nuestra identidad y significado.

El Salmo concluye diciendo: «Somos Su pueblo y ovejas de Su prado». Somos parte del rebaño de Dios, cuidados y protegidos por Él. Somos amados y valorados, y Él está dispuesto a guiarnos y proveernos en todo momento. Como ovejas, debemos confiar en el cuidado y liderazgo de nuestro Pastor celestial. Él nos conoce y nos llama por nuestro nombre. Nuestra seguridad y descanso se encuentran en Su amor eterno.

Hermanos y hermanas, que estas palabras del Salmo 100 de la Reina Valera resuenen en nuestros corazones hoy y siempre. Aclamemos con júbilo a Jehová, sirvamos al Señor con alegría y vengamos ante Su presencia con regocijo. Recordemos que somos creación de un Dios amoroso, que nos ha dado propósito y significado. Confíemos en Su cuidado y liderazgo en nuestras vidas.

Que este Salmo sea una fuente de inspiración y fortaleza para cada uno de nosotros. Que nos recuerde la importancia de la adoración y alabanza a Dios en todo momento. Que nos motive a servirle con alegría y gozo en nuestros corazones. Que nos llene de confianza en Su amor y provisión.

Aclamemos con júbilo a Jehová, sirvamos al Señor con alegría y vengamos ante Su presencia con regocijo. Somos Su pueblo y ovejas de Su prado. Amén.

Salmo 100 Reina Valera: ¡Aclamen con júbilo a Jehová, todos los habitantes de la tierra! ¡Sirvan al Señor con alegría! ¡Vengan ante Su presencia con regocijo! Sepan que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos. ¡Somos Su pueblo y ovejas de Su prado!