Salmos 71:8 – “Mi boca estará llena de tu alabanza, de tu gloria todo el día.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes la maravillosa promesa que encontramos en el Salmo 71:8. Este versículo nos habla de la disposición de nuestro corazón y de nuestra boca para alabar y glorificar al Señor en todo momento.
En nuestro caminar diario, es fácil dejarnos llevar por las circunstancias y permitir que las preocupaciones y dificultades consuman nuestros pensamientos y palabras. Sin embargo, el salmista nos muestra un ejemplo inspirador al declarar que su boca estará llena de la alabanza de Dios y su gloria todo el día.
La alabanza es una respuesta natural al reconocimiento de quién es Dios y lo que ha hecho por nosotros. Cuando entendemos y experimentamos su amor, su gracia y su fidelidad, no podemos contener la admiración y gratitud que brotan de nuestro ser. Es en momentos como estos que nuestras palabras se convierten en una hermosa melodía de alabanza y adoración hacia nuestro Salvador.
Pero la alabanza no debe ser algo que reservamos únicamente para los momentos buenos. El salmista nos anima a tener nuestra boca llena de alabanza todo el día. Esto implica que en medio de las pruebas y tribulaciones, en medio de las lágrimas y el dolor, nuestra respuesta sigue siendo la alabanza. Es en esos momentos de dificultad donde nuestra fe es puesta a prueba y nuestra alabanza se vuelve aún más poderosa.
¿Cómo podemos mantener nuestra boca llena de alabanza en todo momento? En primer lugar, debemos cultivar una relación íntima con Dios a través de la oración y la lectura de su Palabra. Cuando conocemos la verdad de quién es Dios y lo que ha hecho por nosotros, nuestra alabanza se vuelve auténtica y significativa.
Además, debemos recordar constantemente las bendiciones que hemos recibido de parte de Dios. Cada día es un regalo de su amor y cada experiencia, ya sea buena o mala, es una oportunidad para crecer y confiar en él. Cuando mantenemos estas verdades en nuestra mente y corazón, no podemos evitar alabar y glorificar a nuestro Padre celestial.
Asimismo, es importante rodearnos de hermanos y hermanas en la fe que comparten nuestro deseo de alabar a Dios en todo momento. La comunión con otros creyentes fortalece nuestra fe y nos anima a seguir adelante, incluso cuando las circunstancias parecen desfavorables. Juntos, podemos alentar y recordar unos a otros la importancia de tener nuestra boca llena de alabanza.
Queridos hermanos y hermanas, hoy los invito a que reflexionemos sobre el Salmo 71:8 y lo apliquemos en nuestras vidas. Que nuestra boca esté llena de la alabanza de Dios y su gloria todo el día, sin importar las circunstancias que enfrentemos.
Recordemos que la alabanza no es solo para nosotros, sino que también impacta a aquellos que nos rodean. Nuestra alabanza y testimonio pueden ser una luz en medio de la oscuridad, un mensaje de esperanza en un mundo que necesita desesperadamente la presencia de Dios.
Así que, queridos hermanos y hermanas, alabemos al Señor en todo momento. Que nuestras palabras sean llenas de alabanza y gratitud. Que nuestra vida sea un constante testimonio de su amor y fidelidad. Y recordemos siempre las palabras del salmista: “Mi boca estará llena de tu alabanza, de tu gloria todo el día.”
Que Dios les bendiga abundantemente.
Salmos 71:8 – “Mi boca estará llena de tu alabanza, de tu gloria todo el día.”