Versículo Bíblico Que Habla Del Matrimonio
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes la maravillosa sabiduría que la Palabra de Dios nos brinda acerca del matrimonio. El matrimonio es una institución divina, un pacto sagrado que Dios estableció desde el principio de la creación. En la Biblia encontramos valiosos versículos que nos enseñan cómo debe ser el matrimonio según el corazón de Dios. Uno de ellos se encuentra en el libro de Génesis, capítulo 2, versículo 24:
«Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.» (Génesis 2:24, RV).
Este versículo nos muestra la importancia de la unión y la intimidad en el matrimonio. Dios diseñó el matrimonio para que el hombre y la mujer se conviertan en una sola carne, en una unidad indivisible. Esta unión no solo se refiere a la dimensión física, sino también a la emocional, espiritual y mental. El matrimonio es un vínculo completo y profundo que refleja el amor y la comunión que existe entre Cristo y su iglesia.
En Efesios 5:22-33, encontramos otro pasaje bíblico que nos enseña cómo debe ser el matrimonio a la luz de la relación de Cristo con su iglesia:
«Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha. Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia, porque somos miembros de su cuerpo, de su carne y de sus huesos. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia. Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido.» (Efesios 5:22-33, RV).
En este pasaje, se nos instruye acerca de los roles y responsabilidades dentro del matrimonio. Las esposas deben someterse a sus maridos como al Señor, reconociendo el liderazgo y la autoridad que Dios ha dado al esposo en el hogar. A su vez, los esposos deben amar a sus esposas como Cristo amó a la iglesia, entregándose a sí mismos por ellas y cuidándolas como cuidan su propio cuerpo. El matrimonio debe ser un reflejo del amor y sacrificio de Cristo por su iglesia.
Queridos hermanos y hermanas, el matrimonio es un regalo precioso que Dios nos ha dado. No es una institución para tomar a la ligera, sino un compromiso sagrado que debemos honrar y cuidar. En estos versículos bíblicos encontramos las bases para construir un matrimonio sólido y bendecido por Dios. Siguiendo estos principios, podremos experimentar la plenitud y la alegría que solo el matrimonio según el corazón de Dios puede brindar.
En conclusión, recordemos siempre el versículo bíblico que habla del matrimonio:
«Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.» (Génesis 2:24, RV).
Que este versículo sea nuestro recordatorio constante de la importancia de la unidad y la intimidad en el matrimonio. Que cada día podamos esforzarnos por amarnos, respetarnos y honrarnos mutuamente, buscando siempre la voluntad de Dios en nuestras vidas conyugales. ¡Que el Señor nos bendiga y guarde en nuestro camino matrimonial, y que nuestro matrimonio sea un testimonio vivo del amor de Cristo hacia su iglesia! Amén.