Conéctate Con Dios

Fortaleza y refugio: Salmo 18:1-2 revela la protección divina


Salmo 18:1-2 – El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; mi Dios, mi fortaleza, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Salmo 18:1-2

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero enfocar nuestras mentes y corazones en un pasaje especial de la Palabra de Dios. Nos referimos al Salmo 18:1-2, un salmo que nos recuerda la grandeza y el poder del Señor. Permítanme compartir con ustedes las maravillosas verdades que encontramos en estas palabras.

El Salmo 18:1-2 comienza diciendo: «El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; mi Dios, mi fortaleza, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.» Estas palabras nos hablan de la seguridad y protección que encontramos en Dios. Él es nuestra roca, nuestra fortaleza inquebrantable. En medio de las tormentas de la vida, podemos confiar en Él para que nos sostenga y nos dé fuerzas.

Cuando enfrentamos dificultades y desafíos, a menudo nos sentimos solos y desamparados. Pero el Salmo 18:1-2 nos asegura que el Señor es nuestro amparo y nuestro libertador. Él está siempre presente, dispuesto a extendernos Su mano y liberarnos de cualquier situación adversa. No importa cuán grande sea el problema, Él es mayor y más poderoso para resolverlo.

Además, el Salmo 18:1-2 nos dice que Dios es nuestro escudo. En medio de la batalla espiritual que enfrentamos a diario, Él nos protege de los ataques del enemigo. Nada puede penetrar el escudo de la fe que tenemos en Él. Confíen en que Dios los guarda y los defiende en todo momento.

Amados hermanos y hermanas, el Salmo 18:1-2 también nos asegura que Dios es la fuerza de nuestra salvación. En Él encontramos el poder para ser liberados del pecado y restaurados en Su gracia. No somos capaces de salvarnos a nosotros mismos, pero en Dios encontramos la redención y la salvación eterna. Ponemos nuestra confianza en Él, sabiendo que Su poder es suficiente para salvarnos y transformarnos.

Finalmente, el Salmo 18:1-2 nos revela que Dios es nuestro alto refugio. En momentos de angustia y aflicción, podemos correr a Él y encontrar consuelo y paz. Él es el lugar seguro donde podemos encontrar descanso y renovación. No importa cuán difícil sea la situación, podemos encontrar refugio en los brazos amorosos de nuestro Padre celestial.

Hermanos y hermanas, en medio de los desafíos y las luchas de la vida, recordemos siempre las palabras del Salmo 18:1-2. No importa cuán sombrías sean las circunstancias, podemos confiar en que el Señor es nuestra roca, nuestro amparo, nuestro libertador, nuestro Dios, nuestra fortaleza, nuestro escudo, la fuerza de nuestra salvación y nuestro alto refugio.

Que estas palabras nos inspiren a confiar más en Dios, a depender de Su fortaleza y a buscar refugio en Él. Que nos animen a vivir una vida de fe y confianza en Su poder y amor. Que en todo momento, recordemos que Él es nuestro Salvador y nuestro refugio seguro.

Que el Salmo 18:1-2 sea una fuente de esperanza y consuelo para todos nosotros. Recordemos estas palabras y proclamemos con gozo: «El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; mi Dios, mi fortaleza, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.»

Confiamos en Ti, Señor. Amén.

Salmo 18:1-2 – El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; mi Dios, mi fortaleza, en él confiaré; mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Salmo 18:1-2