¡Bendiciones a todos los fieles en el nombre de nuestro Señor Jesucristo!
Hoy quiero compartir con ustedes una poderosa enseñanza que encontramos en el Salmo 143:3. Este versículo nos dice: “Porque el enemigo ha perseguido mi alma; ha postrado en tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos”.
Cuando leemos estas palabras, podemos sentir la angustia y el dolor en la voz del Salmista. Él estaba pasando por un momento de gran adversidad y opresión. Su alma estaba siendo perseguida y su vida estaba postrada en tierra. Sin embargo, en medio de su sufrimiento, el Salmista no perdió la fe ni la esperanza. Él sabía que a pesar de las circunstancias adversas, Dios estaba con él.
En nuestra vida cristiana, también enfrentamos momentos de dificultad, pruebas y ataques del enemigo. Puede ser que nos sintamos abrumados, postrados en tierra y rodeados de tinieblas. Pero debemos recordar las palabras del Salmo 143:3 y aferrarnos a la promesa de que Dios está con nosotros en medio de la adversidad.
Cuando el enemigo nos persigue, es fácil caer en la desesperanza y creer que estamos solos. Pero la verdad es que tenemos un Dios poderoso que pelea nuestras batallas por nosotros. El Salmo 23:4 nos recuerda: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. Dios es nuestro refugio y fortaleza en tiempos de angustia.
El Salmo 143:3 también nos enseña que la oscuridad y las tinieblas no son nuestro destino final. Aunque podamos sentirnos como si estuviéramos en un pozo sin salida, Dios tiene el poder de sacarnos de las tinieblas y llevarnos a la luz. El Salmo 40:2 declara: “Sacóme de un pozo de perdition, de lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, enderezó mis pasos”.
Es importante recordar que, aunque enfrentemos la adversidad, no estamos solos. Dios está con nosotros en cada paso del camino. Él nos sostiene, nos fortalece y nos da la victoria sobre nuestros enemigos. Como dice el Salmo 34:17: “Claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias”.
Amados hermanos y hermanas, no importa qué desafíos estén enfrentando en este momento, les animo a confiar en Dios y aferrarse a Su Palabra. Aunque los enemigos puedan perseguirnos y las circunstancias puedan parecer desesperantes, Dios tiene el poder de cambiar nuestra situación y llevarnos a la victoria.
Recuerden las palabras del Salmo 143:3: “Porque el enemigo ha perseguido mi alma; ha postrado en tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos”. No importa cuán oscuro sea el valle en el que te encuentras, Dios está contigo. Él te sacará de las tinieblas y te guiará hacia la luz.
En conclusión, amados hermanos y hermanas, confiemos en Dios en todo momento y en cada circunstancia. Aunque enfrentemos la adversidad, recordemos que Dios está con nosotros y tiene el poder de cambiar nuestra situación. No permitamos que el enemigo nos robe la esperanza y la fe. Aferrémonos a la promesa del Salmo 143:3 y sigamos adelante con la certeza de que Dios está a nuestro lado.
Que el Señor les bendiga y les dé fortaleza en el camino. Amen.
Salmo 143:3: “Porque el enemigo ha perseguido mi alma; ha postrado en tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos”.