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Milagro bíblico: La mujer del flujo de sangre


Cita Bíblica: La Mujer Del Flujo De Sangre

«Y una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare solamente su manto, seré salva.» (Marcos 5:25-28, Reina Valera)

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes una historia poderosa y conmovedora de fe, esperanza y sanidad. La Cita Bíblica: La Mujer Del Flujo De Sangre, nos enseña el impacto que puede tener la fe en nuestras vidas y cómo podemos encontrar sanidad y restauración en Jesús.

Imagínense a esta mujer que había sufrido durante doce largos años. Había buscado ayuda en manos de muchos médicos y había gastado todo su dinero, pero nada había funcionado. Su condición solo empeoraba. Sin embargo, en medio de su dolor y desesperación, escuchó hablar de Jesús. La fe se encendió dentro de ella, y sabía que si tan solo pudiera tocar el manto de Jesús, sería sanada.

Esa fe audaz la llevó a tomar una decisión valiente. Se atrevió a acercarse a Jesús, a pesar de la multitud que lo rodeaba. Con cada paso que daba, la esperanza crecía en su corazón. Sabía que este encuentro con Jesús podría cambiar su vida para siempre. Y así, sin dudarlo, extendió su mano y tocó el manto de Jesús.

¡Y sucedió! Al instante, la mujer sintió que su cuerpo era sanado. La hemorragia que la había atormentado durante años se detuvo. Jesús, sintiendo que había salido poder de Él, se volvió y preguntó quién lo había tocado. La mujer, temblando de miedo y gratitud, se acercó y se postró ante Él. Le contó toda la verdad y cómo había sido sanada al tocar su manto.

Jesús, con su amor y compasión infinitos, le dijo: «Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote» (Marcos 5:34, Reina Valera). En ese momento, la mujer experimentó una doble sanidad. No solo había sido sanada físicamente, sino que también había recibido la paz y el perdón de Jesús.

Esta historia nos enseña varias lecciones poderosas. En primer lugar, nos muestra el poder transformador de la fe. La fe de esta mujer la llevó a buscar a Jesús, a pesar de sus circunstancias desesperanzadoras. Su fe la impulsó a actuar y a confiar en que Jesús podía sanarla. Y esa misma fe la hizo salir victoriosa.

En segundo lugar, esta historia nos recuerda que Jesús es el único que puede sanar nuestras heridas más profundas. A veces, buscamos soluciones en el mundo y nos desilusionamos cuando no encontramos alivio. Pero Jesús nos invita a acercarnos a Él y confiar en su poder sanador. Como la mujer del flujo de sangre, podemos encontrar sanidad física, emocional y espiritual en Jesús.

Finalmente, esta historia nos anima a compartir nuestro testimonio de sanidad y fe. La mujer no pudo contener su gratitud y se postró ante Jesús para contarle su historia. A través de su testimonio, muchos otros fueron testigos del poder de Jesús y fueron inspirados a buscarlo. Nosotros también tenemos la oportunidad de compartir cómo Jesús ha cambiado nuestras vidas y cómo podemos encontrar sanidad en Él.

Queridos hermanos y hermanas, la Cita Bíblica: La Mujer Del Flujo De Sangre es un recordatorio poderoso de que Jesús es nuestro sanador y restaurador. No importa cuánto tiempo hayamos sufrido o cuántas veces hayamos buscado soluciones sin éxito, Jesús está aquí para sanarnos y traernos paz. Acerquémonos a Él con fe audaz y confiemos en su poder transformador. ¡Que seamos testigos vivos de su amor y gracia!

En la Cita Bíblica: La Mujer Del Flujo De Sangre, vemos cómo una mujer encontró sanidad y restauración en Jesús. Su fe audaz y su valentía al buscar a Jesús fueron recompensadas con una doble sanidad. Hoy, podemos hacer lo mismo. Acerquémonos a Jesús con fe y confianza, y experimentaremos su poder sanador en nuestras vidas. No hay límite para lo que Jesús puede hacer.