Salmo 112 NTV: Un Llamado a Vivir una Vida Justa
Salmo 112 NTV:
1 ¡Alabado sea el Señor!
¡Dichosos los que temen al Señor
y se deleitan en obedecer sus mandamientos!
2 Sus hijos prosperarán en la tierra;
serán bendecidos los descendientes de los justos.
3 Serán ricos y generosos,
y siempre actuarán con justicia.
4 Serán una luz en la oscuridad para los rectos,
pues son compasivos, misericordiosos y justos.
5 El bien les va a quienes prestan generosamente
y conducen sus asuntos con justicia.
6 Esos justos nunca serán sacudidos;
serán recordados para siempre con respeto y admiración.
7 No temerán recibir malas noticias,
porque confían en el Señor su Dios.
8 Su corazón está firme, confiado en el Señor.
9 No tienen miedo de enfrentar a sus enemigos;
confían en que el Señor los protegerá.
10 Reparten generosamente sus bienes a los necesitados;
su justicia permanecerá para siempre.
Serán honrados y recordados para siempre.
11 No temerán a los malvados,
ni se preocuparán cuando sean juzgados.
12 No titubearán ni vacilarán en su fe.
Recibirán honra y respeto en todo momento.
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy nos regocijamos al sumergirnos en la maravillosa Palabra de Dios. En el Salmo 112 NTV, encontramos un llamado a vivir una vida justa y temer a nuestro amado Señor. Este salmo nos recuerda que aquellos que temen a Dios y se deleitan en obedecer sus mandamientos serán bendecidos abundantemente.
En el versículo 1, el salmista nos invita a alabar al Señor y a reconocer la dicha de aquellos que temen a Dios. ¿Qué significa temer al Señor? No se trata de un temor paralizante, sino de un temor reverencial y respetuoso hacia nuestro Creador. Aquellos que temen al Señor encuentran gozo en obedecer sus mandamientos, sabiendo que es en su Palabra donde encontramos la verdadera vida y bendición.
El versículo 2 nos asegura que los hijos de aquellos que temen al Señor prosperarán en la tierra. ¡Qué promesa tan maravillosa! Dios no solo bendice a aquellos que le temen, sino que también derrama sus bendiciones sobre las generaciones venideras. Los descendientes de los justos serán bendecidos y encontrarán favor en la tierra.
En el versículo 3, somos llamados a ser ricos y generosos, a actuar siempre con justicia. Esta es una invitación a vivir una vida de integridad y rectitud, guiados por los principios divinos. Nuestra riqueza no solo se trata de bienes materiales, sino también de la abundancia de bendiciones espirituales que Dios derrama sobre nosotros. Debemos ser generosos con lo que tenemos, compartir nuestras bendiciones con los necesitados y actuar siempre de manera justa y compasiva.
El versículo 4 nos recuerda que aquellos que viven una vida justa son una luz en la oscuridad para los rectos. Nuestra forma de vida debe ser un testimonio viviente del amor y la gracia de Dios. Como seguidores de Cristo, debemos ser compasivos, misericordiosos y justos en todo momento, reflejando así la imagen de nuestro Salvador.
En el versículo 5, se nos exhorta a prestar generosamente y a conducir nuestros asuntos con justicia. Nuestra actitud hacia nuestras posesiones y finanzas revela nuestro corazón hacia Dios y hacia los demás. Siempre debemos estar dispuestos a ayudar a los necesitados y a ser buenos administradores de lo que Dios nos ha dado.
El versículo 6 nos asegura que los justos nunca serán sacudidos. Aunque enfrentamos desafíos y dificultades en este mundo, podemos confiar en que Dios nos sostendrá y nos mantendrá firmes en su amor y verdad. Nuestra fe y confianza en el Señor nos llevarán a ser recordados para siempre con respeto y admiración.
En los versículos 7 y 8, encontramos una promesa de paz y seguridad en el Señor. Aquellos que confían en Él no temerán recibir malas noticias, porque saben que Dios está siempre a su lado. Nuestro corazón debe estar firme, confiado en el Señor, sin importar las circunstancias que enfrentemos. Él es nuestro refugio y fortaleza en tiempos de dificultad.
En los versículos 9 y 10, somos llamados a no temer a los malvados y a confiar en la protección del Señor. Nuestra fe en Dios nos da valentía y nos permite enfrentar cualquier enemigo o adversidad. Además, somos desafiados a repartir generosamente nuestros bienes a los necesitados, demostrando así nuestra justicia y generosidad. Esta justicia perdurará para siempre y seremos honrados y recordados por nuestra entrega y amor al prójimo.
Finalmente, en los versículos 11 y 12, encontramos una promesa de que no debemos temer a los malvados ni vacilar en nuestra fe. Dios es nuestro defensor y juez justo, y en Él encontramos nuestra seguridad y confianza. Podemos vivir con honor y respeto en todo momento, sabiendo que somos amados y cuidados por nuestro Padre celestial.
En resumen, el Salmo 112 NTV nos llama a vivir una vida justa y temer al Señor. Debemos deleitarnos en obedecer sus mandamientos y confiar en su provisión y protección. A través de nuestra rectitud y generosidad, seremos una luz en la oscuridad y encontraremos bendición en todas las áreas de nuestra vida. Que este salmo sea un recordatorio constante de cómo vivir una vida plena y significativa en Cristo.
¡Alabado sea el Señor!
¡Dichosos los que temen al Señor
y se deleitan en obedecer sus mandamientos!
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Serán honrados y recordados para siempre.
No temerán a los malvados,
ni se preocuparán cuando sean juzgados.
No titubearán ni vacilarán en su fe.
Recibirán honra y respeto en todo momento.
Salmo 112 NTV