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Salmo 22 NTV: El poderoso clamor de David en busca de Dios


Salmo 22 NTV: La Oración de un Alma Angustiada

Salmo 22 NTV: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué pareces tan lejos cuando grito pidiendo ayuda? ¡Dios mío, clamo de día y no respondes; clamo de noche y no encuentro descanso! Pero tú eres santo, tú eres el trono de Israel. Nuestros antepasados confiaron en ti y tú los liberaste. Cuando clamaron a ti en su angustia, los escuchaste y los liberaste. En ti confiaron y no fueron avergonzados.»

Salmo 22 NTV. Estas palabras son un grito desesperado, una expresión sincera de angustia y dolor. Nos encontramos ante la oración de un alma abatida, que siente que Dios está lejos, que no escucha sus peticiones y que no encuentra descanso. Es una situación en la que muchos de nosotros nos hemos encontrado en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, en medio de esta desesperación, el salmista nos muestra un ejemplo de fe y confianza en Dios.

El salmista comienza reconociendo la santidad de Dios, afirmando que Él es el trono de Israel. A pesar de su angustia, el salmista recuerda que en el pasado, sus antepasados confiaron en Dios y Él los liberó. Esta perspectiva histórica le permite al salmista recordar las acciones salvadoras de Dios y le da esperanza en medio de su sufrimiento.

En lugar de permitir que la aflicción lo consuma, el salmista decide clamar a Dios y confiar en Él. Aunque siente que Dios está lejos y no responde, no deja de buscarlo. Esta perseverancia en la oración es un testimonio de la fe del salmista, que a pesar de las circunstancias adversas, sigue creyendo en el poder y la fidelidad de Dios.

El salmo continúa describiendo la angustia del salmista, comparándola con la de un animal acorralado por sus enemigos. El salmista se siente rodeado de peligro, sin fuerzas y sin esperanza. Sin embargo, incluso en medio de esta difícil situación, el salmista no deja de confiar en Dios. A pesar de su dolor, encuentra consuelo en saber que Dios es su único refugio.

El salmo también contiene descripciones que se asemejan a la crucifixión de Jesús. El salmista habla de ser «traspasado» y sus manos y pies «perforados». Estas palabras nos recuerdan la entrega sacrificial de Jesús en la cruz, quien experimentó el abandono y el sufrimiento más extremo. En Jesús encontramos un cumplimiento profético de este salmo, donde Él lleva sobre sí nuestras angustias y nos muestra el camino hacia la redención.

Este salmo nos enseña que, aunque atravesemos momentos de desesperación y angustia, podemos confiar en Dios. Aunque sintamos que Él está lejos y no responde a nuestros clamores, debemos perseverar en la oración y mantener nuestra fe en Él. En medio de la oscuridad, Dios es nuestra luz y nuestra salvación. Él está cerca de los quebrantados de corazón y escucha sus clamores.

Al leer este salmo, recordemos que no estamos solos en nuestras luchas. Jesús mismo experimentó el abandono y el sufrimiento, pero su muerte en la cruz nos trajo vida y esperanza. En Él encontramos consuelo y fortaleza para enfrentar cualquier situación que nos cause dolor.

En conclusión, el Salmo 22 NTV es una oración poderosa que nos recuerda la importancia de confiar en Dios en medio de la angustia. Aunque podamos sentirnos abandonados y desamparados, Dios está presente y nos escucha. Sigamos el ejemplo del salmista y perseveremos en la oración, confiando en la fidelidad de Dios. Él es nuestro refugio y fortaleza en tiempos de tribulación. Que este salmo nos inspire a confiar en Dios y a encontrar consuelo en Él, sabiendo que Él nunca nos abandonará.

Salmo 22 NTV. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué pareces tan lejos cuando grito pidiendo ayuda? ¡Dios mío, clamo de día y no respondes; clamo de noche y no encuentro descanso! Pero tú eres santo, tú eres el trono de Israel. Nuestros antepasados confiaron en ti y tú los liberaste. Cuando clamaron a ti en su angustia, los escuchaste y los liberaste. En ti confiaron y no fueron avergonzados.