Salmo 71:3 – “Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra Yo siempre; Tú has determinado que me salves, porque Tú eres mi roca y mi fortaleza.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Es un honor y un privilegio poder compartir con ustedes hoy un pasaje tan poderoso y alentador de la Palabra de Dios. En el Salmo 71:3, el salmista nos recuerda la importancia de tener a Dios como nuestra roca de refugio constante, aquel en quien podemos confiar y encontrar fortaleza en todo momento.
En la vida, a menudo nos enfrentamos a situaciones difíciles y desafiantes. Podemos sentirnos abrumados por las circunstancias, llenos de preocupación y miedo. Pero hermanos, debemos recordar que nuestro Dios es nuestra roca, nuestro refugio seguro en medio de las tormentas. Él está dispuesto a levantarnos, protegernos y guiarnos hacia la victoria.
Cuando el salmista dice “Tú has determinado que me salves”, nos muestra la certeza de que Dios tiene un plan perfecto para nuestras vidas. Él no nos ha abandonado ni nos dejará desamparados. En cada situación, en cada lucha, podemos confiar en que Dios nos salvará y nos llevará a un lugar de bendición y paz.
Es posible que en este momento estés pasando por momentos de dolor, incertidumbre o desesperanza. Pero quiero animarte a que te aferres a la promesa de Dios en este Salmo. Él es tu roca y tu fortaleza. No importa cuán grandes sean tus problemas o cuán oscura sea la noche, Dios está contigo y te llevará a través de todo.
Imagina por un momento a un viajero agotado y perdido en el desierto. El sol abrasador quema su piel y el cansancio invade su cuerpo. Pero de repente, encuentra una gran roca que le ofrece sombra y refugio. En ese instante, sus fuerzas se renuevan y la esperanza vuelve a su corazón. Querido hermano, Dios es esa roca en tu vida. Él te ofrece un refugio seguro, un lugar de descanso y restauración.
Cuando recurrimos a Dios como nuestra roca de refugio, encontramos paz en medio del caos, fuerzas en medio de la debilidad y esperanza en medio de la desesperanza. Él es nuestra fortaleza en tiempos de tribulación, nuestro consuelo en tiempos de tristeza y nuestra guía en tiempos de confusión. No hay nada que nuestro Dios no pueda hacer por nosotros.
Así que hoy, te animo a que te acerques a Dios y le entregues todas tus preocupaciones, temores y cargas. Permítele ser tu roca de refugio constante, aquel en quien puedes confiar plenamente. No importa cuántas veces hayas caído, Él está dispuesto a levantarte y darte la fuerza para seguir adelante.
Recuerda las palabras del salmista: “Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra Yo siempre.” Permítele a Dios ser esa roca en tu vida, aquel que te sostiene en medio de las tormentas y te guía hacia la victoria.
En conclusión, hermanos y hermanas, no importa cuán difíciles sean las circunstancias que enfrentemos, podemos confiar en que Dios es nuestra roca de refugio. Él nos salva, nos fortalece y nos guía en todo momento. Que esta verdad nos llene de esperanza y nos motive a confiar plenamente en nuestro amado Señor.
Salmo 71:3 – “Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra Yo siempre; Tú has determinado que me salves, porque Tú eres mi roca y mi fortaleza.”
Que la paz y el amor de Dios estén con todos ustedes.
Amén.