Salmos 1.3: “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”
¡Buen día, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy quiero reflexionar con ustedes acerca de un hermoso versículo que se encuentra en el libro de los Salmos, específicamente en el Salmo 1, versículo 3. Este verso nos habla de la bendición y prosperidad que viene a aquellos que ponen su confianza en el Señor y siguen Sus caminos.
La imagen que se nos presenta en este versículo es la de un árbol plantado junto a corrientes de agua. El árbol es un símbolo de vida, de fortaleza y de crecimiento. Al estar plantado cerca de aguas, el árbol tiene acceso constante a la fuente de vida y de nutrición que necesita para crecer y dar fruto.
Queridos hermanos, al igual que el árbol, nosotros también debemos buscar estar cerca de las corrientes de agua que son las enseñanzas y la Palabra de Dios. Cuando nos sumergimos en Su Palabra y meditamos en ella día y noche, nos estamos fortaleciendo y nutriendo espiritualmente. Esto nos permite crecer en nuestra fe y en nuestro conocimiento de Dios, y nos equipa para enfrentar los desafíos y obstáculos de la vida.
Pero no solo eso, el versículo continúa diciendo que este árbol “da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae”. Esto nos habla de la productividad y estabilidad que proviene de estar arraigados en Dios. Cuando confiamos en Él y seguimos Sus caminos, somos capacitados para dar frutos que glorifican a Dios y bendicen a otros. Nuestro testimonio se convierte en una manifestación del amor y la gracia de Dios en nosotros.
Asimismo, la imagen de la hoja que no cae nos habla de la protección y el cuidado de Dios sobre nuestras vidas. En medio de las dificultades y pruebas, podemos confiar en que Dios nos sostendrá y nos guardará. Él es nuestro refugio y nuestra fortaleza, y nada ni nadie puede separarnos de Su amor y cuidado.
Queridos hermanos, cuando nos mantenemos firmes en nuestra relación con Dios, cuando buscamos Su voluntad y confiamos en Él en todas las circunstancias, podemos estar seguros de que todo lo que hagamos prosperará. No se trata de una prosperidad material o superficial, sino de una prosperidad espiritual que nos llena de paz, gozo y propósito en medio de cualquier situación.
En conclusión, Salmos 1.3 nos invita a ser como árboles plantados junto a corrientes de agua, arraigados en Dios y confiando en Su amor y provisión. Al hacerlo, seremos fortalecidos, fructíferos y protegidos por Él. Nuestra vida será testimonio del poder y la fidelidad de Dios, y seremos instrumentos en Sus manos para bendecir a otros.
Así que, amados hermanos y hermanas, los animo a buscar siempre estar cerca de las corrientes de agua que son la Palabra de Dios. Mediten en ella día y noche, y permitan que la verdad y las promesas de Dios transformen sus vidas. Confíen en el Señor en todo momento y sigan Sus caminos, y verán cómo todo lo que hagan prosperará.
Recordemos siempre las palabras del Salmo 1.3: “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.” ¡Que esta verdad sea nuestro sustento y nuestra guía en cada paso que demos!
Que Dios les bendiga abundantemente, amados hermanos y hermanas. Amen.
Salmos 1.3: “Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.”