La Santa Cena: Una Cita Bíblica que nos Inspira
¡Bienvenidos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy nos reunimos para celebrar un momento especial en nuestra fe: la Santa Cena. Este acto sagrado nos recuerda el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz y renueva nuestra comunión con Él y con nuestros hermanos en la fe. Es un momento de reflexión, gratitud y renovación espiritual.
La Santa Cena es una cita bíblica que encontramos en el evangelio de Lucas, capítulo 22, versículo 19, donde Jesús instituyó este acto durante la última cena que compartió con sus discípulos. En ese momento, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: «Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí».
Estas palabras de Jesús resuenan en nuestros corazones y nos invitan a participar en la Santa Cena con reverencia y adoración. Es un recordatorio de su sacrificio redentor, de su amor incondicional por nosotros. Cada vez que tomamos el pan, recordamos su cuerpo entregado en la cruz por nuestros pecados. Es un momento de agradecimiento profundo por su gracia y misericordia.
Pero la Santa Cena no solo nos recuerda el sacrificio de Cristo, sino que también nos llama a examinarnos a nosotros mismos. En 1 Corintios 11:28, el apóstol Pablo nos exhorta diciendo: «Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa». Antes de participar en la Santa Cena, debemos examinar nuestros corazones, arrepentirnos de nuestros pecados y reconciliarnos con Dios y con nuestros hermanos.
La Santa Cena también nos une como cuerpo de Cristo. En 1 Corintios 10:16-17, Pablo nos dice: «El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan». A través de la Santa Cena, reconocemos que somos un solo cuerpo en Cristo, unidos por su amor y su sacrificio.
Es importante entender que la Santa Cena no es solo un acto simbólico, sino que tiene un significado profundo y espiritual. En Juan 6:53-56, Jesús dijo: «De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él».
Estas palabras pueden parecernos difíciles de entender, pero nos invitan a una comunión íntima y espiritual con Jesús. Al participar en la Santa Cena, estamos recordando su sacrificio, renovando nuestro compromiso con Él y experimentando una comunión profunda con su Espíritu Santo. Es un momento de encuentro con la presencia viva de Cristo en nuestras vidas.
Hermanos y hermanas, la Santa Cena es una cita bíblica que nos inspira a recordar el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, a examinarnos a nosotros mismos y a unirnos como cuerpo de Cristo. Es un momento sagrado en el que podemos experimentar la presencia viva de Jesús en nuestras vidas. Que este acto sea siempre una fuente de bendición, fortaleza y renovación espiritual para cada uno de nosotros.
Así que, hoy nos reunimos aquí, en este lugar santo, para celebrar la Santa Cena. Abramos nuestros corazones a la presencia de Dios, examinémonos a nosotros mismos y participemos en este acto con gratitud y reverencia. Que la Santa Cena sea siempre una cita bíblica que nos inspire a vivir en comunión con Cristo y a amarnos los unos a los otros como Él nos amó.
¡Que Dios les bendiga abundantemente en esta Santa Cena, amados hermanos y hermanas en Cristo!
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