Salmos 86:10 declara: «Porque tú eres grande, y haces maravillas; solo tú eres Dios». Estas palabras poderosas nos invitan a reflexionar sobre la grandeza de Dios y Su capacidad para hacer maravillas en nuestras vidas.
Cuando meditamos en la grandeza de Dios, no podemos evitar sentirnos humildes y asombrados. Él es el Creador de todo el universo, el que sostiene cada estrella en su lugar y conoce el número de cabellos en nuestra cabeza. Su grandeza trasciende nuestro entendimiento humano y nos invita a adorarle con reverencia y gratitud.
En nuestras vidas diarias, a menudo enfrentamos desafíos y obstáculos que pueden parecer insuperables. Pero recordemos que servimos a un Dios que hace maravillas. Él tiene el poder de transformar nuestras situaciones más difíciles y cambiarlas para bien. No importa cuán imposible parezca la situación, nuestro Dios es capaz de obrar de manera sorprendente.
Cuando enfrentamos pruebas y tribulaciones, podemos confiar en la promesa de Salmos 86:10 de que solo Dios es capaz de hacer maravillas. No hay problema demasiado grande para Él, ni situación que esté fuera de Su alcance. Nuestro papel es confiar en Su poder y buscar Su guía en cada paso que damos.
A veces, puede ser difícil entender por qué Dios permite ciertas circunstancias en nuestras vidas. Pero debemos recordar que Él es un Dios soberano y que Su sabiduría trasciende nuestro entendimiento limitado. Aunque no siempre podamos ver el propósito detrás de nuestras pruebas, podemos confiar en que Él está trabajando todas las cosas para nuestro bien.
Cuando confiamos en la grandeza de Dios y en Su capacidad para hacer maravillas, nuestra perspectiva cambia. Ya no nos enfocamos en nuestras limitaciones o en los obstáculos que enfrentamos, sino en el poder ilimitado de nuestro Dios. Nos volvemos valientes y llenos de esperanza, sabiendo que Él está obrando en nuestras vidas de maneras que no podemos imaginar.
En lugar de desanimarnos o dudar, debemos recordar constantemente Salmos 86:10. Debemos declararlo en voz alta y aferrarnos a su verdad. Nuestro Dios es grande y hace maravillas, y esa verdad nunca cambia. No importa cuál sea nuestra situación actual, podemos confiar en que Él está trabajando en nuestro favor.
Como cristianos, tenemos la responsabilidad de vivir de acuerdo con la verdad de Salmos 86:10. Debemos mostrar al mundo que nuestro Dios es grande y hace maravillas en nuestras vidas. Nuestras acciones y actitudes deben reflejar Su grandeza y amor incondicional.
En conclusión, Salmos 86:10 nos anima a confiar en la grandeza de Dios y en Su capacidad para hacer maravillas. Él es el único Dios verdadero y merece toda nuestra adoración y alabanza. No importa cuáles sean los desafíos que enfrentemos, podemos confiar en que Él está obrando en nuestras vidas de maneras que no podemos imaginar. Declaremos con confianza y fe las palabras de Salmos 86:10: «Porque tú eres grande, y haces maravillas; solo tú eres Dios».
Salmos 86:10 – «Porque tú eres grande, y haces maravillas; solo tú eres Dios».
Salmos 86:10 – «Porque tú eres grande, y haces maravillas; solo tú eres Dios».
Salmos 86:10 – «Porque tú eres grande, y haces maravillas; solo tú eres Dios».