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¡Abundante cosecha! La mies es mucha, un versículo revelador


La Mies Es Mucha Versiculo: Una Llamada a la Cosecha Espiritual

La mies es mucha, pero los obreros pocos. Estas palabras, encontradas en Mateo 9:37, nos invitan a reflexionar sobre la importancia de llevar el mensaje del evangelio a aquellos que aún no lo han escuchado. Como ministros de Jesucristo, somos llamados a ser obreros en su viña, a trabajar para la expansión del Reino de Dios en la tierra.

La mies es mucha. Esta simple afirmación nos muestra la realidad a la que nos enfrentamos en nuestro mundo actual. Millones de personas están buscando respuestas, sedientas de algo más en sus vidas. Muchos se sienten perdidos, atrapados en las cadenas del pecado y la desesperanza. Sin embargo, a pesar de la inmensidad de la cosecha, Jesús nos dice que los obreros son pocos. ¿Qué podemos hacer al respecto?

En primer lugar, debemos reconocer la urgencia de la tarea. No podemos quedarnos indiferentes ante el llamado de Jesús. Él nos ha confiado el mensaje de salvación, y es nuestra responsabilidad compartirlo con aquellos que no lo conocen. No podemos permitirnos perder tiempo en trivialidades o en nuestra propia comodidad. La mies es mucha, y debemos actuar ahora.

En segundo lugar, debemos prepararnos para la tarea. No podemos salir a la cosecha sin antes haber sido equipados y capacitados. Necesitamos profundizar en el conocimiento de la Palabra de Dios, fortalecer nuestra vida de oración y buscar el poder del Espíritu Santo. Solo así estaremos listos para enfrentar los desafíos que se presentarán en el campo de la cosecha.

En tercer lugar, debemos estar dispuestos a salir de nuestra zona de confort. Muchas veces, la falta de obreros se debe a que nos hemos encerrado en nuestras iglesias y no estamos dispuestos a ir más allá. Sin embargo, Jesús nos llama a ser luz en las tinieblas, sal en un mundo insípido. Debemos estar dispuestos a ir a donde la mies está, a los lugares más difíciles y a las personas más necesitadas.

La mies es mucha, pero Dios está con nosotros en esta tarea. Él nos promete en Mateo 28:20: «Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». No estamos solos en esta misión. Dios nos guiará y nos dará las palabras para hablar. Él abrirá puertas y corazones que parecen cerrados. No tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas, sino en el poder de Dios que obra a través de nosotros.

La mies es mucha, pero la recompensa es grande. Cuando vemos a una persona entregarse a Jesús, cuando vemos cómo su vida es transformada, sabemos que vale la pena todo el esfuerzo. Es un privilegio ser parte de la obra de Dios en la tierra, de ser obreros en su viña. No hay mayor gozo que ver a alguien encontrar la paz y la esperanza que solo Jesús puede dar.

La mies es mucha, pero también hay esperanza. Aunque los obreros sean pocos, podemos confiar en que Dios proveerá. Él levantará más obreros, más siervos dispuestos a llevar la buena nueva. Podemos orar para que Dios envíe trabajadores a su mies, para que más personas se unan a esta gran tarea. Y podemos confiar en que Dios cumplirá su promesa de que las puertas del infierno no prevalecerán contra su iglesia (Mateo 16:18).

En conclusión, la mies es mucha, pero los obreros pocos. Como ministros de Jesucristo, estamos llamados a ser obreros en su viña, a llevar el mensaje del evangelio a aquellos que aún no lo han escuchado. Reconozcamos la urgencia de la tarea, preparémonos para ella y salgamos de nuestra zona de confort. Confíemos en que Dios está con nosotros y que él proveerá más obreros. La mies es mucha, pero con la ayuda de Dios, podemos hacer la diferencia.

La mies es mucha, pero los obreros pocos. ¡Vamos, iglesia de Cristo, a trabajar en la cosecha espiritual!