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Agradar a Dios, no a los hombres: el versículo que marca el camino hacia la verdadera felicidad


Versículo Agradar A Dios Y No A Los Hombres

Como cristianos, nuestro propósito principal es agradar a Dios en todo lo que hacemos. Sin embargo, a menudo nos encontramos buscando la aprobación y el reconocimiento de los demás. Nos preocupamos demasiado por lo que piensan los hombres y nos olvidamos de lo que realmente importa: agradar a nuestro Padre celestial.

En la Biblia, encontramos un versículo poderoso que nos recuerda esta verdad fundamental. En el libro de Gálatas 1:10, leemos: «¿Acaso busco ahora el favor de los hombres, o el de Dios? ¿O trato de agradar a los hombres? Pues si todavía tratara de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo».

Este versículo nos insta a examinar nuestras motivaciones y prioridades. ¿Estamos buscando el favor de los hombres o el de Dios? ¿Estamos más preocupados por agradar a los demás que a nuestro Señor? Si nuestra principal preocupación es agradar a los hombres, entonces no estamos siendo verdaderos siervos de Cristo.

A lo largo de la historia, vemos ejemplos de hombres y mujeres que eligieron agradar a Dios en lugar de buscar la aprobación humana. Uno de estos ejemplos es el apóstol Pablo. A pesar de enfrentar persecución y rechazo por predicar el evangelio, Pablo se mantuvo firme en su compromiso de agradar a Dios. En 1 Tesalonicenses 2:4, él declara: «Sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestros corazones».

Pablo entendió que su llamado era predicar la verdad de Dios, sin importar las consecuencias o la opinión de los demás. No se dejó influenciar por las expectativas humanas, sino que se mantuvo fiel a lo que Dios le había encomendado. Su ejemplo nos desafía a hacer lo mismo en nuestra vida diaria.

Cuando nos esforzamos por agradar a los hombres en lugar de a Dios, corremos el riesgo de comprometer nuestra fe y nuestros valores. Podemos ser tentados a decir o hacer cosas que no son correctas a los ojos de Dios, solo para ganar la aprobación de los demás. Pero debemos recordar que nuestra identidad y nuestro propósito se encuentran en Cristo, no en la opinión de los hombres.

En la carta a los Efesios, el apóstol Pablo nos anima a vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, diciendo: «No participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto» (Efesios 5:11-12).

Nuestra prioridad debe ser seguir los mandamientos de Dios y vivir de acuerdo con su voluntad, incluso si eso significa ir en contra de la corriente y enfrentar oposición. No debemos tener miedo de ser diferentes y no conformarnos a las normas del mundo. En cambio, debemos buscar la aprobación de Dios y permitir que su Espíritu Santo guíe nuestros pasos.

Al final del día, lo único que importa es agradar a Dios. No debemos permitir que las opiniones de los hombres nos desvíen de nuestro propósito eterno. Busquemos siempre la aprobación de nuestro Padre celestial, siguiendo sus mandamientos y viviendo de acuerdo con su Palabra.

Versículo Agradar A Dios Y No A Los Hombres. Este versículo nos recuerda que nuestra prioridad debe ser agradar a Dios en todo lo que hacemos. No debemos buscar la aprobación de los hombres, sino buscar ser siervos fieles de Cristo. Recordemos siempre que nuestra identidad y nuestro propósito se encuentran en Dios, y que solo a través de él encontraremos verdadera satisfacción y plenitud en la vida. Que este versículo sea nuestro lema y guía en cada decisión que tomemos y en cada paso que demos. Agrademos a Dios, y no a los hombres.