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Cita Bíblica Confirmación: Fortaleciendo la Fe


La confirmación es un sacramento importante en la vida de un creyente. A través de este sacramento, los cristianos son fortalecidos en su fe y reciben la plenitud del Espíritu Santo. La Cita Bíblica de la Confirmación se encuentra en Hechos 8:14-17, donde leemos:

«Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo. Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.»

Esta cita bíblica nos muestra la importancia de la confirmación como un momento en el cual los creyentes reciben la plenitud del Espíritu Santo a través de la imposición de manos. Es un momento de fortalecimiento espiritual y de conexión más profunda con Dios.

La confirmación es un paso importante en nuestra vida como cristianos, ya que nos permite crecer en nuestra fe y compromiso con Dios. A través de este sacramento, somos sellados con el Espíritu Santo y capacitados para vivir una vida llena de amor, paz y gozo. Es un momento en el cual nos comprometemos a seguir a Jesús y a vivir según sus enseñanzas.

En la confirmación, recibimos los dones del Espíritu Santo, como se menciona en la Cita Bíblica de la Confirmación en 1 Corintios 12:7-11:

«Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.»

Estos dones nos son dados para edificar y fortalecer el cuerpo de Cristo, la Iglesia. A través de la confirmación, somos capacitados para servir a Dios y a los demás de manera efectiva, utilizando los dones que hemos recibido del Espíritu Santo.

La confirmación también nos une más estrechamente a la comunidad cristiana. A través de este sacramento, nos convertimos en miembros plenos de la Iglesia y participamos activamente en su misión de llevar el amor de Dios al mundo. En Efesios 4:4-6, leemos:

«Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, como también fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos.»

La confirmación nos une a todos como hermanos y hermanas en Cristo, formando parte de un solo cuerpo en el cual cada miembro tiene un papel importante que desempeñar.

En resumen, la confirmación es un sacramento que nos fortalece en nuestra fe y nos capacita para vivir una vida llena del Espíritu Santo. A través de la imposición de manos, recibimos la plenitud del Espíritu Santo y los dones que nos capacitan para servir a Dios y a los demás. Este sacramento también nos une más estrechamente a la comunidad cristiana y nos convierte en miembros plenos de la Iglesia.

Que cada uno de nosotros, al recibir la confirmación, pueda experimentar el poder transformador del Espíritu Santo en nuestras vidas. Que seamos testigos vivos del amor de Dios y compartamos con otros los dones que hemos recibido. Que la Cita Bíblica de la Confirmación guíe y fortalezca nuestra fe en todo momento.

Cita Bíblica de la Confirmación:
«Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo. Porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.» (Hechos 8:14-17)