Cita Bíblica Hijos: Un Regalo Precioso de Dios
¡Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy nos reunimos para reflexionar sobre la bendición de tener hijos y cómo esta experiencia puede transformar nuestras vidas. La Biblia nos enseña que los hijos son un regalo precioso de Dios, un tesoro que debemos valorar y cuidar con amor y sabiduría.
En el libro de Salmos 127:3 (RVR 1960), encontramos una poderosa cita bíblica que nos recuerda la importancia de los hijos en nuestras vidas. Dice así: «He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.» Esta frase nos revela que nuestros hijos son una herencia directa del Señor, un don celestial que nos ha sido confiado. Cada niño que nace es una prueba tangible del amor y la fidelidad de Dios hacia nosotros.
Cuando miramos a nuestros hijos, vemos en ellos la imagen de Dios misma. Cada sonrisa, cada abrazo, cada logro y cada desafío nos recuerdan el amor inagotable de nuestro Padre Celestial. A través de ellos, podemos experimentar la gracia divina y aprender lecciones valiosas sobre el amor, la paciencia y la entrega incondicional.
Pero ser padres no es una tarea fácil. Requiere dedicación, sacrificio y una profunda confianza en Dios. En Proverbios 22:6 (RVR 1960), encontramos otra cita bíblica que nos guía en este camino: «Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.» Esta enseñanza nos muestra la responsabilidad que tenemos como padres, de criar a nuestros hijos en la disciplina y el temor del Señor. Debemos enseñarles los caminos de Dios desde una edad temprana, para que crezcan en su amor y sigan sus preceptos toda su vida.
Como padres, también debemos recordar que nuestros hijos son seres individuales, creados a imagen y semejanza de Dios. En Marcos 10:14-15 (RVR 1960), Jesús nos dice: «Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.» Esta poderosa cita bíblica nos enseña a valorar la inocencia y la pureza de corazón de los niños. Debemos aprender de ellos y acercarnos a Dios con humildad y una fe confiada, como lo hacen nuestros hijos.
Nuestros hijos también son una fuente de alegría y esperanza en tiempos difíciles. Cuando enfrentamos desafíos o pruebas en nuestras vidas, su presencia y amor nos inspiran a seguir adelante. En el Salmo 127:4 (RVR 1960), se afirma: «Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud.» Esta imagen poética nos habla de la fortaleza y el coraje que nuestros hijos pueden infundir en nuestras vidas. Ellos son nuestra motivación para luchar, para superar obstáculos y para construir un futuro lleno de esperanza.
En conclusión, recordemos siempre que nuestros hijos son un regalo precioso de Dios. Son una herencia divina que debemos valorar y cuidar con amor y dedicación. Enseñémosles los caminos del Señor, guiándolos con sabiduría y paciencia. Aprendamos de su inocencia y pureza de corazón, acercándonos a Dios con una fe confiada. Y en tiempos difíciles, dejémonos inspirar por su amor y esperanza. Que el Señor nos guíe y fortalezca en nuestra labor como padres, y que siempre tengamos presente la Cita Bíblica Hijos: «He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.» (Salmos 127:3, RVR 1960).
¡Que Dios los bendiga abundantemente en su rol como padres y que sus hijos crezcan en el temor y amor del Señor! Amen.