Cita Bíblica de la mujer que derramó el perfume: Lucas 7:36-50
En la vida, a menudo nos encontramos con historias y personajes bíblicos que nos enseñan lecciones valiosas. Una de esas historias es la de la mujer que derramó perfume sobre Jesús. Esta historia, narrada en Lucas 7:36-50, nos muestra el poder del amor y el perdón.
La historia comienza cuando Jesús es invitado a cenar en la casa de un fariseo llamado Simón. Mientras estaban sentados a la mesa, una mujer pecadora entra en la casa con un frasco de perfume costoso. Ella se acerca a Jesús, llorando, y comienza a lavar sus pies con sus lágrimas y a secarlos con sus cabellos. Luego, ella derrama el perfume sobre sus pies.
La reacción de Simón y de los demás presentes no es de compasión o admiración, sino de crítica y desaprobación. Simón piensa para sí mismo: “Si este hombre fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo toca” (Lucas 7:39).
Pero Jesús, que conoce los pensamientos de todos, responde a Simón con una parábola. Habla de dos deudores, uno que debe mucho y otro que debe poco, y cómo ambos son perdonados por su acreedor. Luego, Jesús señala a la mujer y dice: “Has visto a esta mujer, ¿verdad? Me recibiste en tu casa, pero ella no dejó de besarme los pies. No me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los pies con perfume” (Lucas 7:44-46).
Jesús destaca la diferencia en las actitudes de Simón y de la mujer. Simón no mostró el amor y la hospitalidad adecuados hacia Jesús, pero la mujer, a pesar de sus pecados, demostró un amor y una devoción sinceros. Jesús continúa diciendo: “Por lo tanto, te digo que sus pecados, muchos como son, le han sido perdonados, porque amó mucho. Pero a quien poco se le perdona, poco ama” (Lucas 7:47).
Esta historia es un recordatorio poderoso de la importancia del amor y el perdón. La mujer pecadora entendió que Jesús era el único que podía liberarla de la carga de sus pecados, y su amor y devoción fueron una expresión de gratitud por el perdón que recibió. Su acto de derramar perfume sobre Jesús fue una muestra de adoración y reconocimiento de su poder y autoridad.
Jesús deja claro que todos somos pecadores y necesitamos su perdón. No importa cuán grandes sean nuestros pecados, si nos acercamos a Jesús con un corazón sincero y arrepentido, él nos perdonará. Él nos ofrece su gracia y su amor incondicional.
En nuestra vida diaria, a menudo nos encontramos con personas que necesitan experimentar el amor y el perdón de Jesús. Podemos ser instrumentos de su gracia al mostrar compasión y aceptación a aquellos que están pasando por momentos difíciles. No debemos juzgar ni condenar, sino ser un reflejo del amor de Cristo.
Al igual que la mujer que derramó perfume sobre Jesús, debemos estar dispuestos a ofrecer todo lo que tenemos a nuestro Señor. No solo nuestras posesiones materiales, sino también nuestros corazones y nuestras vidas. Debemos amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
En conclusión, la historia de la mujer que derramó perfume sobre Jesús nos enseña sobre el poder del amor y el perdón. Nos recuerda que Jesús está dispuesto a perdonar incluso los pecados más grandes si nos acercamos a él con un corazón sincero y arrepentido. Al igual que la mujer, debemos expresar nuestro amor y gratitud a través de nuestras acciones y ser instrumentos de la gracia de Dios en la vida de los demás.
Así que, al igual que la mujer que derramó perfume sobre Jesús, seamos valientes en demostrar nuestro amor y gratitud a Dios. No quedemos atrapados en el temor o la desaprobación de los demás, sino que sigamos el ejemplo de esta mujer y ofrezcamos todo lo que tenemos a nuestro Señor.
Cita Bíblica de la mujer que derramó el perfume: Lucas 7:36-50