Un mundo inhóspito, temor, ansiedad, inseguridad, ese es el escenario de la vida,
y ante tanta incertidumbre ¿en qué puedes confiar?

Es una pregunta constante, pero hay alguien en quien podemos depositar una esperanza, y ese es el Señor; quien nunca falla, en las circunstancias adversas promete estar siempre con nosotros, porque en él
“no hay mudanza, ni sombra de variación”.

Pero ¿cómo confiar en el Señor con todo tu corazón?
La fe es la respuesta ante una pregunta como esta.

La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve; para alimentar la fe se debe oír, y este “oír” se refiere a estudiar y aplicar los versículos de la Biblia, en ellos se pueden leer las promesas que Dios ha cumplido para su pueblo y todo aquel quien cree.

Si alguien cumple siempre lo que te promete de seguro es una persona en quien confías ¡cuánto más el Señor quien nunca ha fallado en sus aseveraciones!

Una manera de establecer una relación de confianza con el Señor es la meditación, meditar en la palabra de Dios es una vía efectiva para entender la magnitud de su amor.

En cada palabra, promesa cumplida y enseñanza está la clave para una vida de éxito. La misma Biblia dice que meditar en su palabra acrecienta la confianza y el sentido de comunicación con nuestro Señor; es un diálogo silente.

Quien te enseña una palabra de bendición y provecho para tu vida se va haciendo merecedor de confianza.

Otra forma de meditar es hacerlo en la creación misma, esto nos da confianza; su perfección y belleza, así como la grandeza de la misma, permite entender que si Dios creó con magnificencia la tierra y el universo también tiene el poder para conceder las peticiones que cada cristiano tiene en su corazón
¡El tiene el poder para hacerlo!

La oración también es trascendental, en esta actividad establecemos una comunicación directa con nuestro Señor.

En la vida cotidiana tienes una mayor intimidad con la persona que más te comunicas. Por ende, al desarrollar con nuestro Señor una buena comunicación ese nivel de confianza se acrecentará.

Así mismo, hablar con personas de fe puede ser muy útil para reafirmar la confianza en Dios, sus palabras y testimonios no sólo incrementan la esperanza, sino que confirman las grandes obras que el Señor puede hacer en la vida de todo creyente.
El realizar obras de fe, dando lo mejor a otras personas,
también te permiten un acercamiento con el Señor
¿Por qué?

La fe es algo intangible, pero al concretarlo como acción, puedes ver en el mundo sensible cómo lo espiritual genera cambios reales, no sólo en nuestra vida sino en la de otras personas.

El perdón, por su parte, es una herramienta que ayuda a aumentar la confianza en Dios, al saber que hemos sido perdonados nos otorga la esperanza de un mejor futuro.

Al practicar el perdón en ti mismo, y en los demás, te hace entender el valor presente en el sacrificio de Cristo.
Él dio su vida ¿Cómo no confiar con todo el corazón?

Finalmente, dar gracias te concientiza de esas bendiciones que muchas veces damos por sentado.

Dios puede otorgar abundancia a la vida de quienes en él confían.

El agradecer es un acto espiritual de fe, porque todo lo que tenemos proviene de lo alto, ¡quien da y provee hoy, lo hará mañana!

La confianza en Dios es algo que crece todos los días, como una semilla, paulatinamente tu corazón se llenará cada vez más de fe en nuestro Señor hasta que dé muchos frutos.