Salmo 51:4 – “Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.” (Reina Valera)
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero compartir con ustedes un versículo poderoso y revelador del Salmo 51:4. Este Salmo fue escrito por el rey David, un hombre según el corazón de Dios, pero que también cometió grandes errores en su vida. En este versículo particular, David reconoce su pecado y se humilla ante la presencia de Dios.
“Contra ti, contra ti solo he pecado”. Estas palabras son profundamente impactantes. David se da cuenta de que, en última instancia, todos nuestros pecados son contra Dios. Aunque nuestras acciones puedan afectar a otras personas, el pecado es una ofensa directa a nuestro Creador. Cuando pecamos, desobedecemos los mandamientos de Dios y nos alejamos de su voluntad perfecta para nuestras vidas.
David continúa diciendo: “He hecho lo malo delante de tus ojos”. Él comprende que Dios ve todas nuestras acciones, incluso las más ocultas. Nada se puede esconder de su mirada penetrante. Esto nos deja sin excusa y nos confronta con la realidad de nuestras acciones y pensamientos. Pero, a pesar de nuestra imperfección, Dios nos ama incondicionalmente y está dispuesto a perdonarnos si nos arrepentimos sinceramente.
El salmista añade: “Para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio”. David comprende que cuando nos arrepentimos y buscamos el perdón de Dios, Él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Nuestro arrepentimiento demuestra la justicia de Dios y su capacidad para transformar nuestros corazones. A través de su perdón, somos purificados y restaurados en su presencia.
Hermanos y hermanas, el Salmo 51:4 nos invita a reflexionar sobre nuestras acciones y a reconocer nuestros pecados. No importa cuán grandes o pequeños sean, debemos ser conscientes de que nuestros pecados son contra Dios. Sin embargo, también nos recuerda que Dios está dispuesto a perdonarnos y a transformarnos si nos acercamos a Él con un corazón sincero.
En nuestra vida diaria, podemos caer en la tentación de justificar nuestros pecados o minimizar su importancia. Pero el Salmo 51:4 nos desafía a enfrentar la realidad de nuestro pecado y a buscar el perdón de Dios. No debemos temer el juicio de Dios, sino confiar en su gracia y misericordia. Él nos ama lo suficiente como para mostrarnos nuestros errores y ayudarnos a cambiar.
Al final del Salmo 51:4, David menciona: “Para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio”. Esto nos enseña que cuando buscamos el perdón de Dios, Él es glorificado y su justicia se manifiesta. Su perdón no es un acto superficial, sino un proceso de restauración profunda que muestra su poder y amor infinitos.
En resumen, el Salmo 51:4 es un recordatorio poderoso de nuestra necesidad de arrepentimiento y perdón. Nos desafía a reconocer nuestros pecados como ofensas directas a Dios y a buscar su gracia y misericordia. No importa cuán lejos hayamos caído, Dios siempre está dispuesto a perdonarnos y a transformar nuestras vidas.
Hermanos y hermanas, les animo a meditar en el Salmo 51:4 y a buscar una relación más profunda con Dios. Reconozcamos nuestros pecados, arrepintámonos sinceramente y confiemos en su perdón y restauración. Que nuestras vidas sean testimonios vivos de la gracia y la misericordia de Dios.
Que el Salmo 51:4 sea nuestro recordatorio constante de nuestra necesidad de arrepentimiento y de la gracia abundante de Dios. No olvidemos que nuestros pecados son contra Él, pero también recordemos que su perdón y amor son inagotables.
“Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio.” (Salmo 51:4, Reina Valera).
Que Dios los bendiga abundantemente.
[Salmo 51:4]