¡Bienvenidos, amados hermanos y hermanas en Cristo!
Hoy quiero compartir con ustedes una poderosa verdad que se encuentra en la Palabra de Dios. Esta verdad nos recuerda que no hay nada oculto entre el cielo y la tierra. Esta afirmación se encuentra en el libro de Deuteronomio, capítulo 29, versículo 29, en la versión Reina Valera de la Biblia.
Deuteronomio 29:29 dice: «Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.»
Cuando reflexionamos sobre estas palabras, nos damos cuenta de que no hay nada que pueda escapar del conocimiento y la sabiduría de nuestro Dios. Él conoce todas las cosas, tanto las reveladas como las secretas. No hay pensamiento, acción o intención que pueda ocultarse de su mirada amorosa.
Esta verdad nos llena de esperanza y consuelo, porque significa que Dios está siempre presente en nuestras vidas. No importa cuán oscuro o difícil sea nuestro camino, Él está ahí, guiándonos y protegiéndonos. No hay nada que pueda esconderse de su amor y cuidado.
Cuando enfrentamos desafíos o dificultades, a menudo podemos sentirnos desalentados o perdidos. Pero recordemos que no hay nada oculto entre el cielo y la tierra. Nuestro Dios está al tanto de cada detalle de nuestras vidas y tiene el poder de cambiar cualquier situación.
En tiempos de incertidumbre, es importante recordar que Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nosotros. Él conoce nuestras necesidades y anhelos más profundos. Nada pasa desapercibido para Él. Podemos confiar en que Él nos guiará y nos mostrará el camino correcto.
Cuando nos enfrentamos a decisiones difíciles o nos encontramos en situaciones en las que no sabemos qué hacer, recordemos que no hay nada oculto entre el cielo y la tierra. Busquemos a Dios en oración y confiemos en que Él nos dará la sabiduría y la dirección que necesitamos.
En nuestras relaciones con los demás, también debemos recordar esta verdad. No podemos esconder nuestras intenciones o acciones de Dios. Él ve todo y conoce nuestros corazones. Por lo tanto, es importante vivir una vida de integridad y transparencia, sabiendo que Dios está siempre presente.
Amados hermanos y hermanas, no importa cuáles sean las circunstancias en las que nos encontremos, recordemos siempre que no hay nada oculto entre el cielo y la tierra. Dios está ahí, cuidándonos, amándonos y guiándonos en cada paso del camino.
En momentos de duda o temor, recordemos esta verdad y confiemos en que Dios tiene un propósito y un plan perfecto para nuestras vidas. Él es el Dios que ve y conoce todas las cosas. No hay nada que pueda ocultarse de su mirada amorosa.
Así que, amados hermanos y hermanas, mantengamos nuestra fe firme y confiemos en que Dios está obrando en nuestras vidas de maneras que no podemos entender completamente. No hay nada oculto entre el cielo y la tierra, y podemos descansar en el amor y la provisión de nuestro Dios.
Recuerden siempre esta poderosa verdad: Entre Cielo Y Tierra No Hay Nada Oculto Versículo.
Que la paz y el amor de nuestro Señor Jesucristo los acompañe siempre. Amén.