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Descubre la bendición de los hijos: Salmos 127:3-5


Salmos 127:3-5 (RVR1960):

«He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en la juventud.
Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos;
No será avergonzado,
Sino que hablarán con los enemigos en la puerta.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes la hermosa promesa que encontramos en el Salmo 127:3-5. Estos versículos nos hablan acerca de la bendición de tener hijos y cómo ellos son una herencia de Dios en nuestras vidas. Esta es una verdad que debemos recordar y valorar en todo momento.

En nuestra sociedad actual, a menudo se menosprecia el valor de los hijos y se enfoca más en el éxito individual y la autosuficiencia. Sin embargo, la Palabra de Dios nos enseña lo contrario. Nos recuerda que los hijos son una bendición, un regalo precioso que Dios nos ha dado.

El Salmo 127:3 nos dice: «He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre.» Esta declaración nos revela que nuestros hijos no son simplemente una casualidad o un producto de la biología, sino que son una herencia directa de Jehová. Él los ha confiado a nosotros para que los cuidemos, los eduquemos y los amemos.

Es importante reconocer que cada hijo es único y especial a los ojos de Dios. En el Salmo 127:4 se compara a los hijos con saetas en mano del valiente. Esto nos muestra que nuestros hijos tienen un propósito y un potencial extraordinario. Como padres, tenemos la responsabilidad de criarlos en el temor y el conocimiento del Señor, y ayudarles a descubrir y desarrollar sus dones y talentos.

El versículo 5 nos dice: «Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos; No será avergonzado, Sino que hablarán con los enemigos en la puerta.» Aquí encontramos la promesa de que aquellos que tienen hijos son verdaderamente bendecidos. No solo serán llenos de alegría y amor, sino que también podrán enfrentar cualquier desafío con valentía y confianza en Dios.

Queridos hermanos y hermanas, ¿cómo podemos aplicar esta poderosa enseñanza en nuestras vidas diarias? En primer lugar, recordemos que nuestros hijos son una bendición de Dios y debemos tratarlos con amor, paciencia y sabiduría. No permitamos que las presiones y preocupaciones cotidianas nos hagan olvidar el valor eterno de nuestros hijos.

Además, es fundamental que dediquemos tiempo a la educación espiritual de nuestros hijos. Enseñémosles los principios y valores bíblicos, y oremos por ellos constantemente. Nuestro mayor deseo debe ser verlos crecer en una relación personal con Jesucristo y convertirse en hombres y mujeres de fe y carácter.

Asimismo, recordemos que nuestros hijos tienen un propósito único en esta vida. No los comparemos con otros, sino ayudémosles a descubrir y desarrollar sus talentos. Fomentemos un ambiente de amor y aceptación en nuestros hogares, donde puedan crecer en confianza y seguridad.

En conclusión, el Salmo 127:3-5 nos recuerda la importancia y el valor de nuestros hijos. Son una herencia de Jehová, y debemos considerarlos como un regalo precioso. Que seamos bendecidos al criarlos en el temor del Señor y ayudarles a alcanzar su máximo potencial. Que nuestras palabras y acciones reflejen el amor y la sabiduría de Dios en todo momento.

Recuerden, hermanos y hermanas, que «He aquí, herencia de Jehová son los hijos; Cosa de estima el fruto del vientre» (Salmos 127:3-5). Amén.

Salmos 127:3-5 (RVR1960):

«He aquí, herencia de Jehová son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano del valiente,
Así son los hijos habidos en la juventud.
Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos;
No será avergonzado,
Sino que hablarán con los enemigos en la puerta.»