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Descubre la grandeza de Dios en Salmos 104:26


Salmos 104:26 – «Allí andan los navíos; y el leviatán que tú criaste para que juegue en él.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes una porción de las sagradas escrituras que nos recuerda la grandeza y el poder de nuestro amado Creador. En el libro de los Salmos, específicamente en el Salmo 104:26, leemos: «Allí andan los navíos; y el leviatán que tú criaste para que juegue en él.»

Estas palabras nos transportan a un lugar de asombro y maravilla al contemplar la vastedad de los océanos y las criaturas que los habitan. En este verso, nos encontramos con dos imágenes poderosas: los navíos y el leviatán. Los navíos representan la exploración humana, la capacidad de navegar las aguas y descubrir nuevos horizontes. Son símbolos de la creatividad y el ingenio humano, frutos de la sabiduría que Dios ha derramado sobre nosotros.

Sin embargo, también encontramos al leviatán, una criatura misteriosa y poderosa creada por Dios para jugar en las profundidades del mar. El leviatán nos recuerda que, aunque hemos alcanzado grandes logros como humanidad, existe una vastedad y una grandeza que está más allá de nuestra comprensión. Dios nos ha dado la capacidad de explorar y descubrir, pero siempre hay un misterio que solo Él conoce en su totalidad.

Esta imagen del leviatán también nos habla de la diversidad y la belleza de la creación. Dios ha llenado los océanos con una multitud de criaturas, cada una diseñada con precisión y propósito. Cada ser viviente, desde el más pequeño hasta el más grande, tiene un lugar en el plan de Dios. Esto nos recuerda que también nosotros, como seres humanos, tenemos un propósito único y valioso en esta tierra.

Además, el leviatán nos enseña sobre la providencia y la soberanía de Dios. Aunque puede parecer que el mar es un lugar caótico y descontrolado, Dios tiene todo bajo su control. Él ha dado instrucciones a cada criatura marina, desde la más pequeña hasta la más grande. Nada escapa a su atención y cuidado. Del mismo modo, podemos confiar en que Dios tiene un plan y un propósito perfecto para nuestras vidas, incluso en medio de las tormentas y las aguas turbulentas de la vida.

Así como los navíos navegan por los mares, nosotros también estamos llamados a navegar por la vida con fe y valentía. Podemos enfrentar los desafíos y las incertidumbres sabiendo que Dios está con nosotros, guiándonos y protegiéndonos. Él nos da las herramientas y los recursos necesarios para sobrevivir y prosperar en cualquier situación.

En este Salmo, también podemos encontrar una invitación a maravillarnos del poder y la grandeza de nuestro Creador. Cada vez que contemplamos el mar y las maravillas que contiene, podemos ser recordados de la magnificencia de Dios. Él ha creado todo con un propósito y un designio perfecto. No hay nada que escape a su mirada amorosa.

Hermanos y hermanas, que este Salmo sea una fuente de inspiración y fortaleza en nuestras vidas. Que nunca olvidemos la grandeza y el poder de nuestro amado Creador. Que siempre recordemos que Él está con nosotros en cada paso del camino, guiándonos y sosteniéndonos. Al igual que los navíos que navegan por los mares, pongamos nuestra confianza en Dios y sigamos adelante con fe y valentía.

«¡Allí andan los navíos; y el leviatán que tú criaste para que juegue en él!» (Salmos 104:26). Amén.