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Despierta con Por La Mañana: Escucha mi Misericordia


Por La Mañana Hazme Oír Tu Misericordia

¡Bendiciones a todos mis amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy me siento inspirado por el Espíritu Santo para compartir con ustedes la importancia de buscar la misericordia de Dios cada mañana. En nuestra vida cotidiana, a menudo enfrentamos desafíos y dificultades que pueden agobiar nuestro corazón y alma. Pero no debemos temer, porque el Señor está siempre dispuesto a escucharnos y mostrarnos su misericordia.

La Biblia nos enseña en el Salmo 143:8: «Por la mañana hazme oír tu misericordia, porque en ti he confiado; enséñame el camino en que ande, porque a ti he elevado mi alma.» Estas palabras del salmista David nos recuerdan la importancia de comenzar nuestro día buscando la misericordia de Dios. Al hacerlo, reconocemos nuestra dependencia de Dios y le invitamos a guiar nuestros pasos.

Al despertar cada mañana, debemos tomar un momento para reflexionar sobre la bondad y fidelidad de Dios en nuestras vidas. Agradécele por su amor incondicional y por su gracia que nos sostiene día tras día. Luego, con humildad y confianza, pidamos al Señor que nos haga oír su misericordia. Que nos hable a través de su Palabra y nos guíe en el camino que debemos seguir.

Cuando nos acercamos a Dios con humildad y fe, abriendo nuestros corazones a su misericordia, experimentamos una renovación espiritual. En los momentos de dificultad, el Señor nos consuela y fortalece. Él nos da la paz que sobrepasa todo entendimiento y nos muestra su amor inagotable. Al buscar su misericordia por la mañana, encontramos la fuerza para enfrentar los desafíos que se presentan durante el día.

En Proverbios 8:17, encontramos estas palabras: «Yo amo a los que me aman, y los que me buscan temprano me hallarán.» Qué hermosa promesa del Señor para aquellos que le buscan temprano. Al hacer de la búsqueda de Dios una prioridad en nuestras vidas, podemos experimentar su amor y su presencia de una manera más profunda.

La búsqueda de la misericordia de Dios no solo es importante para nuestra vida espiritual individual, sino también para nuestra relación con los demás. Cuando experimentamos la misericordia de Dios, somos transformados y capacitados para mostrar misericordia a los demás. Jesús nos enseñó en Mateo 5:7: «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.» Al buscar la misericordia de Dios, somos capacitados para ser canales de su amor y gracia en el mundo.

Por tanto, mis amados hermanos y hermanas, los animo a comenzar cada mañana buscando la misericordia de Dios. A medida que lo hacemos, abrimos nuestros corazones a su presencia y permitimos que su Espíritu nos guíe en cada paso que damos. No importa cuán difíciles sean las circunstancias que enfrentemos, confiemos en la promesa del Salmo 143:8 y pidamos a Dios que nos haga oír su misericordia.

Por La Mañana Hazme Oír Tu Misericordia. Estas palabras deben convertirse en nuestro clamor diario, nuestro anhelo constante. Que se conviertan en la melodía de nuestra vida, recordándonos que en Dios encontramos consuelo, dirección y esperanza. Que nos inspiren a buscar su misericordia no solo en las mañanas, sino en cada momento de nuestras vidas.

Que el Señor nos bendiga y nos guíe mientras buscamos su misericordia cada mañana. Que su amor y gracia nos inunden y nos transformen. Que podamos ser instrumentos de su misericordia en este mundo necesitado. Por La Mañana Hazme Oír Tu Misericordia. Amén y amén.