Conéctate Con Dios

¡Despierta con Tu Misericordia! Por La Mañana, Hazme Oír Tu Compasión


Por La Mañana Hazme Oír Tu Misericordia

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes una hermosa reflexión sobre la misericordia de nuestro amado Señor. En medio de las adversidades y las luchas diarias, es fundamental recordar que Dios siempre está dispuesto a escuchar nuestras peticiones y mostrarnos Su misericordia. En el Salmo 143:8 encontramos una poderosa oración que nos invita a buscar el rostro del Señor desde las primeras horas del día: «Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; enséñame el camino en que ande, porque a ti he elevado mi alma.»

Cuando comenzamos nuestra jornada poniendo nuestra confianza en el Señor y buscando Su misericordia, estamos abriendo nuestro corazón a Su amor y gracia. Pedirle a Dios que nos haga oír Su misericordia por la mañana implica reconocer que necesitamos Su guía y dirección en cada paso que damos. Es el reconocimiento humilde de que no podemos caminar solos, sino que necesitamos de Su sabiduría y protección.

En medio de un mundo lleno de incertidumbre y caos, la misericordia de Dios brilla como una luz en la oscuridad. Su amor incondicional y Su gracia abundante están disponibles para nosotros cada mañana. Cuando nos acercamos a Él con humildad y fe, Él nos escucha y nos muestra Su misericordia de maneras asombrosas.

La misericordia de Dios no se agota, no tiene límites ni fronteras. Es renovada cada día y está disponible para todos aquellos que la buscan de corazón sincero. Por la mañana, cuando abrimos nuestros ojos y respiramos el aire fresco de un nuevo día, podemos recordar que la misericordia de Dios nos rodea y nos sostiene. Podemos confiar en Él para guiarnos en cada paso que demos, sabiendo que Su amor y gracia nos acompañan.

Cuando clamamos «Por La Mañana Hazme Oír Tu Misericordia», estamos expresando nuestra dependencia y necesidad de Dios. Estamos reconociendo que sin Él, no podemos lograr nada. Pero con Él, todas las cosas son posibles. Su misericordia nos da fuerzas para enfrentar los desafíos diarios y nos da esperanza cuando nos sentimos desanimados.

En los momentos de tribulación y dificultades, la misericordia de Dios nos consuela y fortalece. Nos recuerda que no estamos solos, que Él está con nosotros en cada paso del camino. Su misericordia nos sostiene y nos levanta cuando sentimos que no podemos seguir adelante.

Es importante recordar que la misericordia de Dios no es algo que merecemos, sino un regalo que Él nos ofrece gratuitamente. No importa cuán lejos hayamos caído, cuántos errores hayamos cometido o cuántas veces hayamos fallado, Su misericordia siempre está disponible para nosotros. Él nos perdona y restaura, nos levanta y nos renueva.

Hermanos y hermanas, los invito a comenzar cada día buscando la misericordia de Dios. Pongamos nuestra confianza en Él y pidámosle que nos haga oír Su misericordia por la mañana. Que nuestra oración sea como la del salmista en el Salmo 143:8: «Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; enséñame el camino en que ande, porque a ti he elevado mi alma.»

Que esta hermosa petición sea el anhelo de nuestros corazones cada día. Que busquemos a Dios desde las primeras horas de la mañana, sabiendo que Su misericordia nos rodea y nos guía. Que Su amor y gracia nos sostengan en medio de las adversidades y nos fortalezcan para cumplir Su voluntad.

Por La Mañana Hazme Oír Tu Misericordia, oh Señor. En tus manos ponemos nuestras vidas y confiamos en Tu amor inagotable. Amén.

Por La Mañana Hazme Oír Tu Misericordia. Por La Mañana Hazme Oír Tu Misericordia. Por La Mañana Hazme Oír Tu Misericordia.