Versículo de la Biblia que habla sobre el amor:
“Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13).
¡Amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy quiero hablarles acerca de un tema que es esencial en nuestra vida como creyentes: el amor. El amor es el motor que impulsa nuestro caminar cristiano, es la esencia misma de nuestro Dios y es lo que nos distingue como seguidores de Jesús.
El amor es un regalo divino que nos fue entregado desde el principio. La Biblia nos enseña que Dios es amor, y como sus hijos, hemos sido llamados a amar como él nos ama. Pero, ¿qué es el amor en realidad? El mundo nos ha mostrado muchas versiones distorsionadas de este noble sentimiento, pero la Palabra de Dios nos revela su verdadero significado y cómo debemos vivirlo.
En 1 Corintios 13, el apóstol Pablo nos presenta un hermoso retrato del amor verdadero. Nos muestra que el amor no es egoísta ni envidioso, sino que es paciente y bondadoso. El amor no se jacta ni se envanece, sino que es humilde y respetuoso. No busca su propio beneficio, sino el bienestar del otro. El amor no se irrita ni guarda rencor, sino que perdona y reconcilia. El amor nunca deja de ser, porque Dios es amor y su amor es eterno.
Hermanos, el amor es el vínculo perfecto que une a la iglesia de Cristo. Jesús nos enseñó que seríamos reconocidos como sus discípulos si nos amamos los unos a los otros (Juan 13:35). El amor es la señal distintiva de nuestra fe. Cuando amamos genuinamente a nuestros hermanos, estamos reflejando el amor de Dios en nosotros.
El amor no solo se debe manifestar entre los creyentes, sino también hacia aquellos que aún no conocen a Cristo. Como ministros del evangelio, tenemos el privilegio de llevar el amor de Dios a todos los rincones del mundo. El amor es la herramienta más poderosa que tenemos para transformar vidas y mostrarles a otros que hay esperanza en medio de la oscuridad.
Es importante recordar que el amor no es solo un sentimiento, sino una elección constante. A veces, amar puede resultar difícil, especialmente cuando nos enfrentamos a situaciones difíciles o a personas que nos han lastimado. Pero la Palabra de Dios nos anima a amar incluso a nuestros enemigos, a bendecir a quienes nos maldicen y a orar por quienes nos persiguen (Mateo 5:44).
Queridos hermanos, el amor es el fundamento de nuestra fe. Sin amor, nuestras acciones y palabras carecen de significado. Si predicamos con elocuencia o realizamos grandes obras, pero no tenemos amor, somos como un metal que resuena o un címbalo que retiñe (1 Corintios 13:1). El amor es lo que da vida y poder a nuestras palabras y acciones.
En conclusión, el amor es el mayor mandamiento que Jesús nos dio: amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39). El amor nos impulsa a servir, a perdonar, a cuidar y a compartir. Es el amor el que nos une como comunidad de fe y nos permite experimentar la plenitud de la vida en Cristo.
Hermanos y hermanas, les animo a que vivamos cada día en el amor de Dios. No permitamos que el egoísmo, la envidia o el resentimiento apaguen el fuego del amor en nuestros corazones. Busquemos siempre amar como Dios nos ama, con sinceridad, generosidad y compasión.
Versículo de la Biblia que habla sobre el amor: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13).
Que este versículo sea nuestro recordatorio constante de la importancia del amor en nuestra vida como cristianos. Amémonos los unos a los otros como Jesús nos amó, y así seremos testigos vivos del poder transformador del amor de Dios.
¡Que el amor de Dios inunde sus vidas y les bendiga siempre! Amén.
Versículo de la Biblia que habla sobre el amor: “Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor” (1 Corintios 13:13).