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El Bautismo de Jesús según la Cita Bíblica: Un Momento Trascendental


Cita Bíblica Bautismo de Jesús

¡Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy nos reunimos en la presencia del Señor para hablar sobre un evento trascendental en la vida de nuestro Salvador: su bautismo en el río Jordán. Este pasaje bíblico, conocido como el Bautismo de Jesús, es una fuente inagotable de inspiración y enseñanzas para nuestras vidas.

El bautismo de Jesús marca el inicio público de su ministerio terrenal. Fue un momento en el cual el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de paloma, y la voz del Padre resonó desde los cielos, proclamando: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia» (Mateo 3:17).

Este evento tiene un profundo significado tanto para Jesús como para nosotros como creyentes. Nos muestra el ejemplo perfecto de obediencia y humildad que debemos seguir. A pesar de ser el Hijo de Dios, Jesús eligió someterse al bautismo como un acto de identificación con la humanidad y como un ejemplo para todos nosotros.

El bautismo de Jesús también es un recordatorio de la importancia del arrepentimiento y el perdón de los pecados. Cuando Juan el Bautista predicaba en el desierto, llamaba a la gente al arrepentimiento y al bautismo para el perdón de los pecados. Jesús, siendo sin pecado, no necesitaba arrepentirse ni ser perdonado, pero decidió someterse al bautismo para cumplir toda justicia.

El bautismo es un paso fundamental en nuestra vida cristiana. Es un símbolo de nuestra fe en Jesús como nuestro Salvador y Señor. A través del bautismo, nos identificamos con la muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Somos sumergidos en el agua como símbolo de nuestra muerte al pecado, y luego resurgimos como una nueva creación en Cristo, llenos del Espíritu Santo y con una nueva vida en Él.

En el pasaje de Mateo 3:13-17, leemos: «Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Pero Juan se le oponía mucho, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.»

Este pasaje nos muestra que el bautismo de Jesús fue un acto de obediencia al Padre celestial y un testimonio público de su identidad como el Hijo amado de Dios. Como seguidores de Jesús, también estamos llamados a obedecer el mandato de ser bautizados y a proclamar nuestra fe en Él.

El bautismo de Jesús nos enseña sobre la importancia de la relación con Dios. Antes de iniciar su ministerio público, Jesús se sumergió en las aguas del Jordán, simbolizando su sumisión total a la voluntad del Padre. Su relación íntima con Dios le permitió recibir el Espíritu Santo y ser capacitado para llevar a cabo su misión en la tierra.

Hermanos y hermanas, el Bautismo de Jesús es un recordatorio poderoso de la obra redentora y transformadora de nuestro Señor. Nos anima a seguir su ejemplo de obediencia y humildad, y a buscar una relación íntima con Dios a través de la fe en Jesucristo. Que este pasaje bíblico nos inspire a vivir una vida de devoción y entrega total al Señor.

En conclusión, el Bautismo de Jesús es una cita bíblica que nos revela el inicio del ministerio terrenal de Jesús, su ejemplo de obediencia y humildad, y la importancia del bautismo en nuestra vida cristiana. Que este pasaje nos impulse a vivir en conformidad con la voluntad de Dios y a proclamar nuestra fe en Jesús a través del bautismo. Recordemos siempre las palabras del Padre celestial: «Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia». ¡Amén!

Cita Bíblica Bautismo de Jesús:

Mateo 3:13-17 (Reina Valera):
«Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Pero Juan se le oponía mucho, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.»