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El llamado a confiar en Dios: Salmos 116:11


Salmos 116:11 (RVR 1960): «Dije yo en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy me gustaría reflexionar sobre el poder de la verdad y la importancia de mantenernos firmes en ella, especialmente en un mundo lleno de mentiras y engaños. En el Salmo 116:11, el salmista nos recuerda que en su apresuramiento, en su momento de desesperación, llegó a la conclusión de que todos los hombres son mentirosos. ¿Puedes sentirte identificado con esa afirmación en algún momento de tu vida?

Vivimos en una sociedad donde la mentira a menudo se ve como una estrategia aceptable para obtener lo que queremos. La publicidad engañosa, las promesas rotas, la hipocresía y la falsedad son tristemente comunes en nuestro día a día. Incluso en nuestras relaciones personales, a veces nos encontramos con personas que nos mienten o manipulan para su propio beneficio. ¿Cómo podemos mantenernos fieles a la verdad en medio de todo esto?

La respuesta está en Dios y Su Palabra. En Salmos 116:11, el salmista reconoce que todos los hombres son mentirosos, pero no se queda ahí. Él sabe que hay un fundamento sólido en el cual puede confiar: Dios y Su verdad. En momentos de desesperación, en medio de la confusión y las mentiras, debemos buscar refugio en la Palabra de Dios. Él es el único que nunca miente, el único en quien podemos confiar plenamente.

En Juan 14:6 (RVR 1960), Jesús mismo dijo: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida». Jesús es la personificación de la verdad. Él es la fuente de toda verdad y la única manera de llegar a la vida eterna. Cuando nos aferramos a Él y a Su Palabra, encontramos la fuerza y ​​la sabiduría para enfrentar las mentiras del mundo.

La mentira puede ser tentadora. A veces, puede parecer más fácil seguir el camino de la falsedad para evitar conflictos o para obtener beneficios personales. Sin embargo, las consecuencias de vivir en la mentira son devastadoras. La mentira nos aleja de Dios y de Su propósito para nuestras vidas. La mentira corroe nuestras relaciones, socava nuestra integridad y nos llena de culpa y vergüenza.

En contraste, la verdad nos libera. Jesús dijo en Juan 8:32 (RVR 1960): «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres». Cuando vivimos en la verdad, experimentamos la libertad de vivir en comunión con Dios y con los demás. La verdad nos permite vivir con integridad y confianza, sabiendo que estamos alineados con la voluntad de Dios.

Queridos hermanos y hermanas, no podemos permitir que las mentiras del mundo nos arrastren. No podemos ser partícipes de la falsedad y la manipulación. En cambio, debemos aferrarnos a la verdad de Dios y ser portadores de ella en un mundo necesitado de esperanza y salvación.

Que Salmos 116:11 sea nuestro recordatorio constante de la importancia de la verdad en nuestras vidas. En medio de la confusión y las mentiras, recordemos que todos los hombres son mentirosos, pero Dios es verdadero y Su Palabra es nuestra guía. Aferrémonos a la verdad de Jesús y permitamos que Su luz brille a través de nosotros.

En conclusión, vivamos en la verdad y no nos dejemos engañar por las mentiras del mundo. Busquemos refugio en Dios y Su Palabra, y permitamos que la verdad nos guíe en cada paso de nuestro camino. Recordemos siempre Salmos 116:11: «Dije yo en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso».

Que Dios les bendiga y les llene de Su sabiduría y discernimiento para reconocer y vivir en la verdad.

Salmos 116:11 (RVR 1960): «Dije yo en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso».