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El Poder Transformador del Salmo 199: Descubre sus Secretos


Salmo 119:105-112 (RVR 1960)

«¡Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino! Juré y ratifiqué que guardaré tus justos juicios. Afligido estoy en gran manera; vivifícame, oh Jehová, conforme a tu palabra. Te ruego, oh Jehová, que te complazcas en hacerme vivir; y tus juicios sean en mi ayuda. Me he extraviado como oveja perdida; busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes la maravillosa promesa y guía que encontramos en el Salmo 119. En particular, nos enfocaremos en el versículo 105: «¡Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino!» Este versículo nos muestra la importancia y el poder de la Palabra de Dios en nuestras vidas.

Imagínense caminando en la oscuridad, sin poder ver claramente el camino que deben seguir. ¿No sería grandioso tener una lámpara que ilumine cada paso que damos? Así es la Palabra de Dios para nosotros, una lámpara que ilumina nuestro camino en este mundo lleno de tinieblas. En ella encontramos dirección, sabiduría y consuelo en medio de las pruebas y tribulaciones que enfrentamos.

Cuando nos sumergimos en las enseñanzas de la Biblia y meditamos en ella, podemos encontrar respuestas a nuestras preguntas más difíciles y recibir consuelo en momentos de angustia. La Palabra de Dios es un faro de esperanza que nos muestra el camino hacia la vida eterna y nos guía en cada aspecto de nuestra existencia terrenal.

El Salmo 119 nos recuerda la importancia de guardar los justos juicios de Dios. Cuando nos comprometemos a vivir según sus mandamientos, nuestra vida adquiere un propósito y una dirección divina. Sin embargo, también reconocemos que en ocasiones podemos sentirnos afligidos y perdidos en este mundo caído. Es entonces cuando debemos clamar a Dios, como el salmista lo hizo, y pedirle que nos vivifique conforme a su palabra.

Queridos hermanos y hermanas, no importa cuán perdidos o desesperanzados nos sintamos, debemos recordar que Dios siempre está dispuesto a buscar y rescatar a sus siervos. Él no se olvida de nosotros, ni de sus mandamientos. Su amor y misericordia son inagotables, y siempre está dispuesto a extendernos su mano y ayudarnos a encontrar el camino de vuelta a Él.

Cuando nos aferramos a la Palabra de Dios, nuestras vidas son transformadas y renovadas. La escritura nos dice en el Salmo 119:107: «Me he extraviado como oveja perdida; busca a tu siervo, porque no me he olvidado de tus mandamientos». Aunque nos hayamos desviado del camino correcto, Dios está dispuesto a buscarnos y guiarnos de regreso hacia Él. Solo debemos recordar y aferrarnos a sus mandamientos, confiando en su fidelidad y amor.

Hermanos y hermanas, les animo a que hoy mismo se sumerjan en la Palabra de Dios. Dediquen tiempo para estudiarla, meditar en ella y aplicar sus enseñanzas en sus vidas diarias. No importa cuán oscuro parezca el camino, la Palabra de Dios será siempre una lámpara que ilumine y guíe cada paso que den.

Recuerden el Salmo 119:105: «¡Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino!». Que esta poderosa verdad sea la guía y fortaleza en su vida espiritual. Que la Palabra de Dios ilumine su camino y les ayude a vivir una vida que honre y glorifique al Señor. Que nunca nos olvidemos de sus mandamientos y busquemos siempre su dirección en todo lo que hagamos.

Que Dios les bendiga abundantemente y les guíe por su camino eterno.

Amén.

Salmo 119:105 (RVR 1960):

«¡Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino!»