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El poderoso mensaje del Versículo de la Zarza Ardiendo: ¡Fuego divino en cada palabra!


El Versículo de la Zarza Ardiendo: Un Encuentro con la Presencia de Dios

En nuestra vida cristiana, hay momentos en los que anhelamos un encuentro profundo con la presencia de Dios. Deseamos experimentar Su fuego, Su poder y Su gloria. Uno de esos momentos se encuentra registrado en el Versículo de la Zarza Ardiendo, que se encuentra en Éxodo 3:1-6 de la Biblia.

«Y apacentaba Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián; y llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.» (Éxodo 3:1-6, RV)

En este pasaje bíblico, vemos a Moisés, quien en ese momento estaba pastoreando las ovejas de su suegro, Jetro. Moisés se encontraba en el desierto, en un lugar llamado Horeb, también conocido como el monte de Dios. Entonces, de repente, se le aparece el Ángel de Jehová en una zarza que ardía en fuego, pero que no se consumía.

Imagínate la escena: Moisés, probablemente sorprendido y confundido, se acerca a la zarza para ver por qué no se quema. Es en ese momento que Dios le llama desde el fuego y le dice: «¡Moisés, Moisés!». Moisés responde, diciendo: «Heme aquí». Y Dios le advierte que se quite los zapatos, porque el lugar en el que está es tierra santa.

Este encuentro de Moisés con la zarza ardiente es un claro ejemplo de cómo Dios se revela a las personas en momentos inesperados y en lugares comunes. A veces, podemos pensar que para tener un encuentro con Dios necesitamos estar en un lugar sagrado o en una situación especial, pero la verdad es que Dios puede manifestarse en cualquier momento y en cualquier lugar.

La zarza ardiente representa la presencia de Dios, Su santidad y Su poder. Aunque el fuego consume y destruye, esta zarza en particular no se consumía. Esto simboliza la presencia de Dios que está siempre presente, nunca se agota y no puede ser destruida. Es un fuego que arde eternamente y que nos invita a acercarnos a Él.

Cuando Moisés se da cuenta de que está ante la presencia de Dios, cubre su rostro por temor. Este acto revela su reconocimiento de la santidad y majestuosidad de Dios. Moisés comprende que está en la presencia del Dios de sus padres, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Es un momento de reverencia y adoración.

Así como Moisés tuvo este encuentro con la presencia de Dios en la zarza ardiente, nosotros también podemos experimentar Su presencia en nuestra vida diaria. Dios está dispuesto a revelarse a nosotros si estamos dispuestos a buscarle y a acercarnos a Él con reverencia y temor.

En medio de nuestras ocupaciones y responsabilidades diarias, podemos tener un encuentro con la presencia de Dios. Él puede manifestarse en situaciones comunes, en momentos de oración y adoración, en la lectura de Su Palabra y en la comunión con otros creyentes. No necesitamos estar en un lugar sagrado físico para experimentar Su presencia, ya que Su Espíritu Santo habita en nosotros.

El Versículo de la Zarza Ardiendo es un recordatorio de que Dios está siempre presente y dispuesto a revelarse a nosotros. Nos invita a acercarnos a Él con reverencia y temor, para que podamos tener un encuentro profundo con Su presencia. No importa dónde nos encontremos ni cuál sea nuestra situación, Dios está allí, listo para encender el fuego de Su Espíritu en nuestras vidas.

Así que, como Moisés, seamos valientes y dispuestos a acercarnos a la zarza ardiente. Que nuestro corazón anhele un encuentro con la presencia de Dios y que estemos dispuestos a apartarnos de nuestra rutina y buscarle. Dios tiene grandes cosas para revelarnos y para hacer en y a través de nosotros.

Que el Versículo de la Zarza Ardiendo sea un recordatorio constante en nuestra vida de buscar la presencia de Dios, de adorarle con reverencia y de estar dispuestos a dejarnos consumir por Su fuego transformador.