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El poderoso Salmo 105:15: ¡Cuidado con los ungidos de Dios!


Salmo 105:15 – “No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas.”

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes un pasaje poderoso de la Palabra de Dios que se encuentra en el Salmo 105:15. Este versículo nos recuerda la importancia de honrar y respetar a aquellos a quienes Dios ha ungido y llamado como sus profetas.

En nuestro camino de fe, es fundamental comprender que Dios tiene sus elegidos, aquellos a quienes ha ungido con su Espíritu Santo para cumplir su propósito en la tierra. Estos ungidos son personas especiales a los ojos de Dios, ya que han sido separados y consagrados para llevar su mensaje y cumplir su voluntad.

La palabra “ungidos” se refiere a aquellos que han sido designados y capacitados por Dios para llevar a cabo su obra. Estas personas pueden incluir pastores, líderes espirituales y aquellos que han sido llamados a servir en el ministerio. Pero también podemos ser ungidos en nuestras propias vidas, cuando Dios nos capacita y nos usa para cumplir su propósito en nuestro entorno.

El Salmo 105:15 nos advierte claramente: “No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas”. Esto significa que debemos ser cuidadosos y respetuosos al tratar con aquellos que han sido ungidos por Dios. No debemos hablar mal de ellos, ni hacerles daño de ninguna manera. En lugar de eso, debemos amarlos, apoyarlos y orar por ellos. Dios ha colocado su Espíritu Santo sobre ellos, y es nuestra responsabilidad tratarlos con reverencia y respeto.

Cuando honramos y respetamos a los ungidos de Dios, estamos honrando y respetando al propio Dios. Él ha elegido a estas personas para llevar su mensaje y su amor a los demás. Al tratarlos con amor y respeto, mostramos nuestra obediencia y amor hacia Dios mismo.

Además, al honrar a los ungidos de Dios, estamos abriendo las puertas a bendiciones en nuestras propias vidas. La Biblia nos dice en el Salmo 105:14-15: “No permitió que nadie los oprimiera, y por amor a ellos reprendió a reyes: No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas”. Cuando respetamos y honramos a los ungidos de Dios, Dios mismo se encarga de protegernos y bendecirnos.

Hermanos y hermanas, debemos recordar que todos somos llamados a ser ungidos de Dios en nuestras propias vidas. Cuando aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador, somos sellados con el Espíritu Santo y capacitados para cumplir su voluntad en la tierra. Como seguidores de Cristo, debemos animarnos mutuamente y respetarnos unos a otros en este caminar de fe.

Así que, en conclusión, recordemos siempre el mensaje poderoso del Salmo 105:15: “No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas”. Honremos y respetemos a aquellos que Dios ha ungido y llamado para cumplir su propósito en la tierra. Oremos por ellos, apoyémoslos y amémoslos. Y, al hacerlo, experimentaremos la protección y las bendiciones de Dios en nuestras propias vidas.

Que el Salmo 105:15 sea un recordatorio constante en nuestras vidas para honrar y respetar a los ungidos de Dios. Y que podamos ser bendición en la vida de aquellos a quienes Dios ha ungido y llamado como sus profetas.

“No toquéis a mis ungidos, ni hagáis mal a mis profetas” – Salmo 105:15.

Amén.