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El poderoso versículo del Bautismo de Jesús: Revelaciones divinas


El Versículo del Bautismo de Jesús: Un Momento Trascendental en la Vida de Nuestro Salvador

Versículo del Bautismo de Jesús: «En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Porque este es aquel de quien fue dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Y apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado» (Mateo 3:1-3, Reina Valera).

El bautismo de Jesús es un evento crucial en la historia de la salvación. Este pasaje bíblico nos muestra cómo Jesús, el Hijo de Dios, se sometió humildemente al bautismo de Juan el Bautista en el río Jordán. A través de este acto, Jesús no solo nos dio un ejemplo de obediencia y humildad, sino que también nos reveló su identidad divina y su misión en la tierra.

El versículo del Bautismo de Jesús nos muestra a Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, llamando a la gente al arrepentimiento y anunciando la llegada del reino de los cielos. Juan era el precursor, el mensajero designado por Dios para preparar el camino para el Mesías. Y en ese momento, Jesús se acerca a Juan para ser bautizado.

Imagínense la escena: un hombre humilde, vestido con pieles de animales y viviendo en el desierto, bautizando a la multitud que busca perdón y esperanza. Y allí, en medio de toda esa gente, aparece Jesús. Él, quien es sin pecado, se acerca a Juan para ser bautizado. Juan se sorprende y le dice a Jesús: «Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?» (Mateo 3:14). Pero Jesús le responde: «Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia» (Mateo 3:15).

El bautismo de Jesús fue un acto de obediencia perfecta hacia Dios Padre. Aunque Jesús no necesitaba ser bautizado para recibir perdón de pecados, se sometió al bautismo de Juan como una muestra de solidaridad con la humanidad pecadora. En ese momento, Jesús se identificó con nosotros, llevando nuestros pecados sobre sí mismo y anticipando su muerte y resurrección futuras.

Cuando Jesús fue sumergido en las aguas del río Jordán, algo extraordinario sucedió. «Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia» (Mateo 3:16-17).

En este momento trascendental, Dios Padre confirmó públicamente la identidad de Jesús como su Hijo amado y aprobó su misión en la tierra. Los cielos se abrieron, el Espíritu Santo descendió sobre Jesús y una voz celestial proclamó su divinidad y su relación especial con Dios. Este evento marcó el comienzo del ministerio público de Jesús y el inicio de la manifestación plena del amor y la gracia de Dios para toda la humanidad.

El Versículo del Bautismo de Jesús nos enseña varias lecciones importantes. Primero, nos muestra la importancia del arrepentimiento y la preparación del corazón para recibir a Jesús. Juan el Bautista nos anima a enderezar nuestros caminos y a preparar el camino del Señor.

Además, el bautismo de Jesús nos enseña sobre la humildad y la obediencia. Jesús, siendo el Hijo de Dios, se sometió al bautismo de agua como un acto de obediencia perfecta hacia su Padre celestial. Nos muestra que no importa cuán grande o poderoso seamos, debemos ser humildes y obedientes ante Dios.

Finalmente, el bautismo de Jesús nos revela la relación especial que Jesús tiene con Dios Padre. Él es el Hijo amado en quien Dios tiene complacencia. Esta relación íntima y amorosa nos muestra el amor inmenso que Dios tiene por nosotros y su deseo de tener una relación personal con cada uno de nosotros.

En conclusión, el Versículo del Bautismo de Jesús nos presenta un momento trascendental en la vida de nuestro Salvador. A través de su bautismo, Jesús nos muestra el camino de la humildad, la obediencia y la identidad única que tiene como Hijo de Dios. Que este versículo nos inspire a buscar una relación más profunda con Jesús y a seguir su ejemplo de amor y obediencia en nuestra vida diaria.

Versículo del Bautismo de Jesús: «En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Porque este es aquel de quien fue dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. Y apareció Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado» (Mateo 3:1-3, Reina Valera).