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El refugio del Altísimo: El que habita al abrigo - Reina Valera 1960


El Que Habita Al Abrigo Del Altísimo Reina Valera 1960

En la vida cotidiana, todos enfrentamos diferentes tipos de adversidades y desafíos. Ya sea en el ámbito personal, familiar, laboral o emocional, es común que nos encontremos con situaciones que nos pongan a prueba y nos hagan sentir desanimados. Sin embargo, como cristianos, tenemos una fuente de fortaleza y consuelo: el refugio del Altísimo.

El salmista David escribió en el Salmo 91:1 “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”. Estas palabras nos recuerdan que aquellos que se refugian en Dios encontrarán protección y paz en medio de las dificultades. El Altísimo es nuestro lugar seguro, nuestro refugio eterno.

Al leer las Sagradas Escrituras, vemos cómo el pueblo de Israel experimentó la protección y el amparo de Dios en diversas ocasiones. Moisés, por ejemplo, guió al pueblo a través del desierto, enfrentando todo tipo de desafíos y peligros. Sin embargo, Dios estuvo con ellos en todo momento, protegiéndolos y proveyéndoles. Así como el pueblo de Israel, también nosotros podemos confiar en que el Altísimo es nuestro refugio en tiempos de necesidad.

Cuando enfrentamos situaciones difíciles, es fácil caer en la desesperanza y el temor. Sin embargo, el salmista nos anima a confiar en el Altísimo y a encontrar descanso en Su presencia. En el Salmo 91:2-4 leemos: “Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré. Él te librará del lazo del cazador, de la peste destructora. Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad”.

Estas palabras son un recordatorio poderoso de que Dios es nuestra fortaleza y protección. Él es nuestro refugio en momentos de peligro y nos guarda de todo mal. En Su presencia encontramos paz y seguridad, sabiendo que Él está a nuestro lado en todo momento.

Es importante destacar que habitar en el abrigo del Altísimo implica una decisión de nuestra parte. Es un acto de fe y confianza en Dios. No se trata de buscar refugio en nuestras propias fuerzas o en las circunstancias, sino en el Todopoderoso. El Salmo 91:9-10 nos dice: “Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, al Altísimo por tu habitación, no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada”.

Cuando hacemos del Altísimo nuestro refugio, nos aseguramos de Su protección y cuidado. Él nos guarda de todo mal y nos libra de las plagas y enfermedades. No importa cuán difícil sea nuestra situación, podemos confiar en que Dios está con nosotros y nos sostendrá en Sus brazos amorosos.

En conclusión, el Salmo 91 nos recuerda que aquellos que habitan al abrigo del Altísimo encontrarán protección y seguridad en medio de cualquier adversidad. Dios es nuestro refugio eterno, nuestro amparo y fortaleza. Enfrentemos los desafíos de la vida con la certeza de que el Altísimo está a nuestro lado, protegiéndonos y guiándonos. Confiemos en Su palabra y en Su amor inagotable. El Que Habita Al Abrigo Del Altísimo Reina Valera 1960 nos invita a encontrar paz y seguridad en la presencia de Dios. ¡Que vivamos cada día recordando esta promesa maravillosa!