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El Señor, lleno de amor y compasión: Salmos 86:15


Dios es compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en misericordia. Esta es una verdad que se encuentra en el libro de los Salmos, específicamente en el salmo 86, verso 15. Esta hermosa declaración nos muestra la naturaleza amorosa y tierna de nuestro Señor. Es una promesa que nos llena de esperanza y nos invita a confiar en Él en todo momento.

Cuando leemos esta poderosa afirmación, podemos sentirnos consolados y animados. Saber que Dios es compasivo y misericordioso nos recuerda que no estamos solos en este mundo. En medio de nuestras luchas y dificultades, podemos encontrar consuelo en el amor incondicional de nuestro Padre celestial.

La compasión de Dios es incomparable. Él nos entiende en nuestras debilidades y nos sostiene con Su amor eterno. No importa cuán grande sea nuestro pecado o cuán profundas sean nuestras heridas, Dios está dispuesto a perdonar y sanar. Él no está esperando ansiosamente para castigarnos, sino que nos ofrece gracia y perdón.

La misericordia de Dios también es una maravilla. A diferencia de los seres humanos, Él no se cansa de perdonar. Una y otra vez, Él extiende Su mano para levantarnos y redimirnos. Su misericordia no tiene límites y siempre está disponible para aquellos que claman a Él. Podemos confiar en que Dios nunca nos abandonará, incluso en nuestros momentos más oscuros.

La paciencia de Dios es infinita. A menudo, somos impacientes y queremos que nuestras oraciones sean respondidas de inmediato. Pero Dios, en Su sabiduría perfecta, sabe cuándo es el momento adecuado para actuar. Él no se apresura ni se desespera. En lugar de eso, nos enseña a confiar en Su perfecto plan y a esperar en Él.

Cuando enfrentamos dificultades, es fácil perder la perspectiva y sentirnos abrumados. Sin embargo, Salmos 86:15 nos recuerda que Dios es grande en misericordia. Esto significa que Él tiene el poder de cambiar cualquier situación y de traer bien de cualquier circunstancia. Nada está fuera de Su control y nada es imposible para Él.

En momentos de dolor y sufrimiento, podemos encontrar consuelo en la promesa de este versículo. Sabemos que no importa cuán difícil sea nuestra situación, Dios está con nosotros y nos guiará a través de ella. Él nos dará la fuerza y la sabiduría para enfrentar cualquier desafío que se presente en nuestro camino.

Cuando nos encontramos en la cima de la montaña, disfrutando de los buenos tiempos, también podemos recordar Salmos 86:15. Nos ayuda a ser humildes y a reconocer que todo lo bueno que tenemos proviene de Dios. Nos invita a ser agradecidos y a compartir nuestras bendiciones con los demás.

En resumen, Salmos 86:15 es un recordatorio poderoso de la naturaleza de nuestro Dios. Él es compasivo y misericordioso, lento para la ira y grande en misericordia. Su amor incondicional y eterno nos sostiene en todo momento. No importa cuál sea nuestra situación, podemos confiar en que Él está con nosotros y nos guiará en el camino correcto.

Que esta verdad nos inspire a vivir vidas de gratitud, humildad y confianza en nuestro Dios. Que siempre recordemos Salmos 86:15 y lo compartamos con aquellos que necesitan ser consolados y animados. Dios es nuestro refugio y fortaleza, y en Él encontramos consuelo y esperanza en todas las circunstancias de la vida.

Salmos 86:15 – “Mas tú, Señor, eres Dios clemente y misericordioso, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad.”

Que esta verdad resuene en nuestros corazones y nos impulse a caminar en la gracia y misericordia de nuestro Señor. Amén.

Salmos 86:15 – “Mas tú, Señor, eres Dios clemente y misericordioso, lento para la ira, y grande en misericordia y verdad.”