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El texto bíblico: A los suyos vino y no le recibieron


Texto Bíblico: A los suyos vino y no le recibieron. (Juan 1:11, Reina Valera)

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes un pasaje bíblico que nos invita a reflexionar sobre cómo recibimos a Jesús en nuestras vidas. El texto bíblico que nos acompaña es Juan 1:11, que nos dice: «A los suyos vino y no le recibieron». Esta frase corta y poderosa encierra una gran lección para todos nosotros.

Imagínense por un momento la emoción y la expectativa que Jesús debió haber sentido al venir a su propio pueblo, a las personas que conocía desde su infancia. Sin embargo, a pesar de su amor y su deseo de compartir la verdad con ellos, muchos le cerraron las puertas de sus corazones. Fueron incapaces de reconocer al Salvador que se encontraba frente a ellos.

¿Cuántas veces hemos actuado de la misma manera? ¿Cuántas oportunidades hemos dejado pasar para recibir a Jesús en nuestras vidas? A menudo, estamos tan ocupados con nuestras propias preocupaciones y deseos que no permitimos que Él entre y transforme nuestro ser. Nos aferramos a nuestras propias ideas y nos resistimos al cambio que Él quiere hacer en nosotros.

Pero, ¿qué nos impide recibir a Jesús en nuestras vidas? El orgullo, el miedo, el amor por el mundo y sus vanidades pueden ser obstáculos que nos impiden abrir la puerta de nuestro corazón a Jesús. Nos aferramos a nuestras propias creencias y nos negamos a aceptar la verdad que Él nos ofrece.

Sin embargo, la buena noticia es que siempre es tiempo de recibir a Jesús en nuestras vidas. Él sigue tocando a la puerta de nuestro corazón, esperando pacientemente a que le abramos. No importa cuántas veces hayamos fallado, Él sigue dispuesto a perdonarnos y a guiar nuestros pasos por el camino de la vida eterna.

Entonces, ¿cómo podemos recibir a Jesús en nuestras vidas? En primer lugar, necesitamos humildad. Reconocer que somos pecadores y que necesitamos a un Salvador es el primer paso para abrir la puerta de nuestro corazón. Debemos dejar de confiar en nuestra propia sabiduría y poner nuestra fe en Jesús, el único que puede salvarnos.

Además, necesitamos abrirnos a la enseñanza de la Palabra de Dios. La Biblia es nuestra guía y nos muestra cómo vivir de acuerdo a la voluntad de Dios. No podemos esperar recibir a Jesús en nuestras vidas si no estamos dispuestos a escuchar y obedecer su Palabra.

También es importante recordar que recibir a Jesús en nuestras vidas implica un compromiso diario. No basta con un encuentro inicial, sino que debemos estar dispuestos a seguirle y a obedecerle cada día. Esto implica renunciar a nuestro egoísmo y buscar su voluntad en todas las áreas de nuestra vida.

Queridos hermanos y hermanas, no dejemos que la oportunidad de recibir a Jesús pase de largo. No seamos como aquellos que «a los suyos vino y no le recibieron». Abramos la puerta de nuestro corazón y permitamos que Él entre y transforme nuestras vidas. Que nuestra fe sea genuina y nuestra entrega total a Él.

En conclusión, recordemos siempre el texto bíblico que nos ha acompañado hoy: «A los suyos vino y no le recibieron». No dejemos que esta frase se aplique a nuestras vidas. Recibamos a Jesús con humildad, abramos nuestras mentes y corazones a su Palabra y comprometámonos a seguirle cada día.

Que Dios les bendiga abundantemente y les guíe en el camino de la fe y la entrega total a Jesús.

Texto Bíblico: A los suyos vino y no le recibieron. (Juan 1:11, Reina Valera)