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En tus manos, oh Señor, pongo mi esperanza


Salmos 25:1 – «A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes una hermosa porción de las Sagradas Escrituras que se encuentra en el libro de los Salmos, específicamente en el Salmo 25, versículo 1. Este versículo es una poderosa declaración de confianza y entrega a nuestro amado Señor.

«A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.» Estas palabras resuenan en nuestros corazones, llamándonos a un acto de adoración y reverencia hacia Dios. Nos invitan a elevar nuestra alma hacia Él, reconociendo que solo en su presencia encontraremos plenitud y paz.

En este mundo agitado y lleno de distracciones, a menudo nos encontramos afanados y preocupados por las cosas temporales. Nos dejamos llevar por las preocupaciones mundanas y olvidamos lo más importante: nuestra relación con Dios. Pero este versículo nos recuerda que debemos levantar nuestra alma hacia Él, poner nuestra mirada en lo eterno y confiar en su sabiduría y amor.

Cuando levantamos nuestra alma hacia Dios, estamos reconociendo su soberanía sobre nuestras vidas. Estamos diciendo: «Señor, te entrego todo lo que soy, todas mis preocupaciones, anhelos y deseos. Confío en ti y en tu plan perfecto para mi vida». Es un acto de humildad y rendición, reconociendo que no podemos hacerlo todo por nosotros mismos, sino que necesitamos la guía y el respaldo del Señor.

En este versículo, también encontramos una invitación a buscar la dirección de Dios en todas nuestras decisiones. Cuando levantamos nuestra alma hacia Él, estamos buscando su voluntad y su sabiduría para cada paso que damos. Reconocemos que Él es nuestro guía y que solo en Él encontraremos el camino verdadero y la respuesta a nuestras preguntas.

No importa cuáles sean las circunstancias que enfrentemos, debemos recordar siempre que Dios es nuestro refugio y fortaleza. Él nos guía por caminos de justicia y nos enseña sus sendas. En momentos de dificultad, cuando nos sentimos perdidos o confundidos, podemos levantar nuestra alma hacia Él y confiar en su dirección. Él nos sostendrá y nos mostrará el camino correcto.

Hermanos y hermanas, levantemos nuestra alma hacia el Señor en oración y adoración. Reconozcamos su grandeza y su poder. Confíemos en su amor y en su fidelidad. Él nos guiará y nos sostendrá en todas las circunstancias de la vida.

Recuerden siempre las palabras del Salmo 25:1, «A ti, oh Jehová, levantaré mi alma». Esta es una declaración de confianza absoluta en el Señor y en su cuidado por nuestras vidas. Confiemos en Él en todo momento y en todas las circunstancias.

Que el Señor les bendiga y les guíe en su caminar con Él. Que su palabra sea una lámpara a sus pies y una luz en su camino. Levantemos nuestra alma hacia Él, sabiendo que en sus manos encontraremos refugio y paz.

«A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.»

Amen.

Salmos 25:1 – «A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, una vez más nos encontramos frente a la poderosa declaración del Salmo 25:1. En este último párrafo de nuestro artículo, quiero enfatizar la importancia de mantenernos firmes en nuestra determinación de elevar nuestra alma hacia el Señor.

No importa las circunstancias que enfrentemos, debemos recordar siempre que Dios es quien nos sostiene. Él es nuestra fortaleza y nuestro refugio. Cuando levantamos nuestra alma hacia Él, estamos poniendo nuestra confianza en su amor y en su fidelidad.

En momentos de alegría y en momentos de tristeza, en momentos de éxito y en momentos de fracaso, levantemos nuestra alma hacia el Señor. Reconozcamos que Él es quien nos guía y nos sostiene. Él conoce el camino que debemos seguir y nos guiará por sendas de justicia.

Que este versículo del Salmo 25:1 sea un recordatorio constante en nuestras vidas. Que nos inspire a buscar la presencia de Dios en todo momento y a confiar en su dirección y cuidado.

Hermanos y hermanas, levantemos nuestra alma hacia el Señor en adoración y entrega. Él es digno de toda nuestra alabanza y de toda nuestra confianza.

«A ti, oh Jehová, levantaré mi alma.»

Amen.