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Exaltado seas, mi roca: Salmos 18 NVI te inspirará


Salmos 18 Nvi – Un refugio en tiempos de adversidad

¡Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy me llena de alegría poder compartir con ustedes un pasaje tan inspirador de la Palabra de Dios. En este artículo, exploraremos el Salmo 18 de la Biblia NVI, un salmo que nos muestra el poder y la fidelidad de nuestro amado Señor en medio de las pruebas y tribulaciones de la vida.

En Salmos 18 Nvi, el salmista David nos presenta una imagen vívida de cómo Dios es nuestro refugio y fortaleza en tiempos de adversidad. En versículo 2, David declara: «Mi Dios es mi roca, en quien me refugio; mi escudo y el poder que me salva, mi fortaleza inexpugnable y mi refugio». Qué hermosas palabras que nos recuerdan que nuestra seguridad y protección se encuentran en el Señor.

En nuestra caminata cristiana, no estamos exentos de enfrentar dificultades y pruebas. Sin embargo, en medio de esas circunstancias, podemos confiar en que Dios está con nosotros. El versículo 3 de Salmos 18 Nvi nos dice: «A ti clamo, oh Jehová, roca mía; no te desentiendas de mí». En momentos de angustia, podemos acudir a nuestro Padre celestial con confianza, sabiendo que Él nos escucha y está dispuesto a ayudarnos.

El salmista continúa describiendo las maravillosas obras del Señor en su vida. En el versículo 16, David nos dice: «Extendió desde lo alto su mano y me tomó; me sacó de las muchas aguas». ¿No es asombroso saber que Dios nos rescata de las situaciones difíciles en las que nos encontramos? Él nos toma de la mano y nos guía hacia lugares seguros, incluso cuando pareciera que estamos rodeados por aguas turbulentas.

En el versículo 19, David expresa su gratitud hacia Dios por su fidelidad: «También me sacó a lugar espacioso; me libró, porque se agradó de mí». Nuestro Dios es un Dios de amor y misericordia, y se complace en rescatarnos y liberarnos de las trampas del enemigo. ¡Qué bendición es saber que somos amados y valorados por nuestro Creador!

A medida que avanzamos en el Salmo 18 Nvi, el salmista nos muestra cómo Dios nos equipa y fortalece para enfrentar nuestras batallas. En el versículo 32, David proclama: «Dios que me ciñe de poder, y que hace perfecto mi camino». No importa cuán débiles o desanimados nos sintamos, podemos confiar en que Dios nos proveerá de la fuerza que necesitamos para superar cualquier obstáculo.

Finalmente, en el versículo 46, David concluye este hermoso salmo con una adoración a nuestro Dios todopoderoso: «Vive Jehová; bendita sea mi roca, y ensalzado sea el Dios de mi salvación». A través de todas las dificultades y pruebas que enfrentamos, podemos estar seguros de que Dios es digno de alabanza y adoración. Él es nuestro refugio seguro en quien podemos confiar plenamente.

Hermanos y hermanas, permítanme recordarles una vez más las palabras del versículo 3 de Salmos 18 Nvi: «A ti clamo, oh Jehová, roca mía; no te desentiendas de mí». No importa cuáles sean las circunstancias que enfrentemos, podemos acudir a nuestro Dios con confianza y seguridad, sabiendo que Él nos escucha y está dispuesto a brindarnos su ayuda.

Que este pasaje de la Escritura les sirva de aliento y fortaleza en sus vidas. Que nunca olvidemos que nuestro Dios es nuestro refugio y fortaleza en tiempos de adversidad. Aprendamos a confiar en Él y a buscar su guía en todo momento.

Salmos 18 Nvi: «A ti clamo, oh Jehová, roca mía; no te desentiendas de mí» (Salmos 18:3, NVI).

¡Que la paz y la bendición de nuestro Señor Jesucristo estén con ustedes siempre!