Salmos 119:133 es un versículo poderoso que nos brinda una guía clara sobre cómo vivir nuestras vidas en plena obediencia a la palabra de Dios. En este versículo, el salmista clama a Dios diciendo: “Dirige mis pasos conforme a tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí” (Salmos 119:133, RV).
Como cristianos, debemos buscar constantemente la dirección de Dios en todas las áreas de nuestras vidas. Nuestros pasos deben estar guiados por Su palabra, para que no permitamos que la iniquidad se apodere de nosotros. La palabra “iniquidad” se refiere a cualquier forma de maldad, pecado o injusticia. Es importante recordar que si no permitimos que Dios dirija nuestros pasos, corremos el riesgo de caer en la iniquidad y alejarnos de los caminos de Dios.
Cuando permitimos que Dios dirija nuestros pasos, estamos eligiendo vivir en obediencia a Su palabra. Esto implica que debemos meditar en Su palabra, estudiarla y aplicarla a nuestras vidas diarias. No podemos simplemente leer la Biblia de forma superficial, sino que debemos sumergirnos en ella y permitir que sus enseñanzas transformen nuestra manera de pensar y actuar.
Al permitir que Dios dirija nuestros pasos, estamos admitiendo que no podemos confiar en nuestras propias fuerzas o sabiduría. Reconocemos que solo Dios es el camino verdadero y que solo en Él encontraremos la verdadera dirección. Proverbios 3:5-6 nos dice: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:5-6, RV).
Cuando nos rendimos a la dirección de Dios, estamos abriendo las puertas a Su gracia y misericordia. No solo nos libramos de la iniquidad, sino que también experimentamos la paz y la alegría que solo provienen de una vida en comunión con Dios. Salmos 119:165 nos dice: “Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no tienen tropiezo” (Salmos 119:165, RV). Al seguir los pasos de Dios, podemos encontrar paz en medio de cualquier circunstancia y no tropezaremos en el camino.
Sin embargo, permitir que Dios dirija nuestros pasos no siempre es fácil. A menudo, nos enfrentamos a desafíos y tentaciones que nos alejan de Su voluntad. En esos momentos, debemos recordar la promesa de Dios en Salmos 119:133: “Dirige mis pasos conforme a tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí” (Salmos 119:133, RV). Si confiamos en Él y buscamos Su guía constante, podemos estar seguros de que Él nos protegerá de la iniquidad y nos mantendrá firmes en Su camino.
Entonces, hermanos y hermanas, permitamos que Dios dirija nuestros pasos en cada aspecto de nuestras vidas. No permitamos que la iniquidad se enseñoree de nosotros, sino que busquemos constantemente Su dirección a través de Su palabra. Al hacerlo, experimentaremos la paz, la alegría y la protección que solo provienen de una vida en plena obediencia a Dios.
Que el versículo de Salmos 119:133 sea nuestra oración constante: “Dirige mis pasos conforme a tu palabra, y ninguna iniquidad se enseñoree de mí” (Salmos 119:133, RV). Y que Dios, en Su infinita gracia y amor, nos guíe y nos proteja siempre. Amén.
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