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Inspiradora parábola: Cita Bíblica del Buen Samaritano


Cita Bíblica del Buen Samaritano: Lucas 10:25-37

¡Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy nos reunimos para reflexionar sobre una de las parábolas más conocidas y poderosas de nuestro Señor Jesucristo: la Cita Bíblica del Buen Samaritano. Esta historia nos enseña valiosas lecciones sobre el amor al prójimo y cómo debemos vivir nuestra fe en acción.

En Lucas 10:25-37, un experto en la ley se acerca a Jesús y le pregunta qué debe hacer para heredar la vida eterna. Jesús, conocedor de los corazones, le responde con una pregunta: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?» (Lucas 10:26). El experto responde citando el mandamiento del amor a Dios y al prójimo, a lo cual Jesús le dice: «Has respondido bien; haz esto, y vivirás» (Lucas 10:28).

En lugar de conformarse con la respuesta, el experto en la ley busca justificar su propia conducta y le pregunta a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?» (Lucas 10:29). En respuesta, Jesús cuenta la parábola del Buen Samaritano.

Un hombre judío es asaltado por ladrones y dejado medio muerto en el camino. Un sacerdote y un levita, personas consideradas religiosas y piadosas, pasan junto a él sin prestarle ayuda. Sin embargo, un samaritano, un hombre de una nación enemiga de los judíos, se detiene, se compadece del hombre herido y lo cuida. Él lo lleva a una posada, paga por su alojamiento y promete volver para cubrir cualquier gasto adicional.

Esta parábola tiene múltiples lecciones, pero quiero resaltar tres puntos clave:

Primero, el amor y la compasión no tienen fronteras. El samaritano, a pesar de la enemistad histórica entre su nación y los judíos, no duda en ayudar al hombre herido. Esto nos enseña que el amor de Dios supera cualquier barrera cultural, social o étnica. Debemos amar y ayudar a todos, sin importar su origen o historia.

Segundo, el verdadero amor se muestra en acciones concretas. Tanto el sacerdote como el levita, aunque religiosos, no hicieron nada para ayudar al hombre herido. Solo el samaritano demostró amor genuino al cuidar de él. No basta con decir que amamos a nuestro prójimo; debemos demostrarlo a través de nuestras acciones y sacrificios.

Tercero, el amor al prójimo es un mandamiento, no una opción. Jesús concluye la parábola preguntando al experto en la ley: «¿Cuál de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los ladrones?» (Lucas 10:36). El experto responde: «El que usó de misericordia con él» (Lucas 10:37). Jesús le dice: «Ve, y haz tú lo mismo» (Lucas 10:37). No podemos pasar por alto a nuestro prójimo necesitado, debemos amarlo y ayudarlo como si fuera nuestro propio hermano.

Queridos hermanos y hermanas, la Cita Bíblica del Buen Samaritano es una llamada a la acción para todos nosotros. No podemos ser indiferentes frente al sufrimiento y la necesidad. Debemos ser como el Buen Samaritano, dispuestos a sacrificar nuestro tiempo, recursos y comodidades por el bienestar de los demás.

Hoy, te animo a reflexionar sobre tu actitud hacia el prójimo. ¿Estás dispuesto a amar y servir a aquellos que están en necesidad? ¿O te has vuelto indiferente y egoísta en tu fe?

Recuerda las palabras de Jesús: «Ve, y haz tú lo mismo» (Lucas 10:37). No esperes a que alguien más lo haga, toma la iniciativa y sé un instrumento de amor y compasión en este mundo.

Que el Espíritu Santo nos guíe y nos dé la fortaleza para vivir la Cita Bíblica del Buen Samaritano en nuestras vidas diarias. Que nuestro amor al prójimo sea un testimonio vivo de nuestra fe en Jesucristo.

¡Dios les bendiga!

Cita Bíblica del Buen Samaritano: Lucas 10:25-37