Isaías versículo 12: “Yo, yo soy aquel que os consuela. ¿Quién eres tú para que tengas miedo del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como el heno?” (Isaías 51:12, Reina Valera).
Amado hermano, hermana, hoy quiero enfocar nuestra reflexión en este poderoso versículo de Isaías. Es un mensaje inspirador que nos recuerda quién es nuestro refugio y fortaleza en medio de cualquier circunstancia. Permíteme repetirlo una vez más: “Yo, yo soy aquel que os consuela. ¿Quién eres tú para que tengas miedo del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como el heno?”
En nuestra vida diaria, enfrentamos temores y preocupaciones que pueden amenazar nuestra paz y confianza en Dios. A veces, nos dejamos llevar por el miedo al hombre, a las opiniones de los demás, a las circunstancias adversas que nos rodean. Pero este versículo nos llama a recordar quién es nuestro verdadero consolador y protector: Dios mismo.
Dios es el único que tiene el poder para consolarnos en medio de nuestras aflicciones. Él conoce nuestras necesidades más profundas y está dispuesto a brindarnos consuelo en todo momento. No importa cuán grande sea el problema que estemos enfrentando, podemos confiar en que Dios está a nuestro lado, listo para extendernos su mano amorosa y llevarnos a través de cualquier dificultad.
Es importante recordar que el hombre es mortal y limitado. No debemos poner nuestra confianza en la fuerza o sabiduría humana, ya que estas cosas son frágiles y pasajeras. En cambio, debemos depositar nuestra confianza en Aquel que es eterno y poderoso. Dios es el único que puede brindarnos verdadera seguridad y paz en medio de un mundo incierto.
Cuando enfrentamos situaciones difíciles, a menudo nos sentimos abrumados y desalentados. Pero en estos momentos, debemos recordar las palabras de Isaías: “Yo, yo soy aquel que os consuela”. Dios está con nosotros en cada paso del camino, sosteniéndonos y fortaleciéndonos. No importa cuán grande sea el problema, Él es mayor y tiene el control absoluto sobre todas las cosas.
Es fácil dejarse llevar por el miedo y la ansiedad cuando enfrentamos situaciones adversas. Pero este versículo nos llama a dejar de lado esos temores y confiar plenamente en Dios. Él es nuestro refugio seguro, nuestra roca inquebrantable. No importa cuánto intenten los hombres intimidarnos o hacernos daño, podemos estar seguros en el amor y la protección de nuestro Padre celestial.
Permíteme animarte hoy a aferrarte a las promesas de Dios. No importa cuál sea la situación que estés enfrentando en este momento, recuerda que Dios está contigo. Él es tu consuelo, tu fortaleza y tu protector. No permitas que el miedo te paralice, sino confía en el poder y el amor de Dios para guiarte y sostenerte en todo momento.
En conclusión, hermano, hermana, en este día quiero que reflexiones en Isaías versículo 12: “Yo, yo soy aquel que os consuela. ¿Quién eres tú para que tengas miedo del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como el heno?” No importa cuán difícil sea la situación que enfrentes, recuerda que Dios es tu refugio y fortaleza. Él está contigo, listo para consolarte y guiarte. Confía en Él y experimentarás su paz y amor en abundancia.
Isaías versículo 12: “Yo, yo soy aquel que os consuela. ¿Quién eres tú para que tengas miedo del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre, que es como el heno?”