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La alabanza eterna en mi boca: Tu Alabanza Estará De Continuo En Mi Boca


Tu Alabanza Estará De Continuo En Mi Boca

¡Saludos, amados hermanos y hermanas en Cristo! Hoy quiero compartir con ustedes una verdad poderosa que se encuentra en la Palabra de Dios: «Tu Alabanza Estará De Continuo En Mi Boca». Esta frase, que se repite en varias ocasiones en la Biblia, nos revela la importancia de alabar y adorar a nuestro amado Señor en todo momento.

La alabanza es una expresión de amor y gratitud hacia nuestro Creador. Cuando alabamos a Dios, reconocemos su grandeza, soberanía y bondad. Es un acto de humildad y rendición total a su voluntad. La alabanza nos acerca a Dios y nos llena de gozo y paz en medio de cualquier circunstancia.

En el Salmo 34:1, el salmista proclama: «Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca». Esta declaración nos enseña que nuestra alabanza no debe depender de las circunstancias externas, sino que debemos alabar a Dios en todo momento. No importa si estamos pasando por momentos de alegría o de tristeza, nuestras palabras deben estar llenas de alabanza a nuestro amado Salvador.

Cuando alabamos a Dios, nuestros ojos se apartan de los problemas y dificultades de la vida y se centran en su poder y fidelidad. La alabanza es un antídoto poderoso contra la ansiedad, el miedo y la tristeza. En Filipenses 4:6-7, el apóstol Pablo nos exhorta: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».

Cuando alabamos a Dios, su paz inunda nuestro ser y su presencia se hace tangible en nuestra vida. La alabanza nos conecta con el corazón de Dios y nos permite experimentar su amor y consuelo en todo momento. Así como el salmista declara en el Salmo 16:8: «Siempre tengo presente a Jehová; con él a mi derecha, jamás tropezaré».

Nuestra alabanza a Dios también tiene un impacto en el mundo que nos rodea. Cuando alabamos a Dios en medio de las pruebas y dificultades, mostramos al mundo que nuestra confianza está puesta en un Dios poderoso que nunca nos abandonará. Nuestra alabanza se convierte en un testimonio vivo del amor y la fidelidad de Dios. En Hechos 16:25-26, encontramos el ejemplo de Pablo y Silas, quienes alabaron a Dios en medio de la cárcel, y su alabanza no solo los liberó a ellos, sino también a los demás prisioneros.

Hermanos y hermanas, no importa lo que estemos enfrentando en este momento, recordemos que «Tu Alabanza Estará De Continuo En Mi Boca». Aprendamos a alabar a Dios en todo momento, en las buenas y en las malas, en la alegría y en la tristeza. Que nuestras palabras estén llenas de gratitud y adoración hacia nuestro amado Salvador.

No permitamos que las circunstancias dicten nuestra alabanza. Alabemos a Dios en todo tiempo y en toda situación. Recordemos las palabras del apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 5:16-18: «Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús».

En conclusión, amados hermanos y hermanas, que «Tu Alabanza Estará De Continuo En Mi Boca». Que nuestra alabanza a Dios sea constante y sincera, sin importar las circunstancias. Aprendamos a confiar en su amor y fidelidad, y experimentemos la paz que solo él puede dar. Que nuestra alabanza sea un testimonio vivo del poder y la gracia de nuestro amado Señor. ¡Gloria a Dios!

Tu Alabanza Estará De Continuo En Mi Boca.