Salmo 38:8 – “Estoy agotado y completamente aplastado; gimo de angustia de corazón.”
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero compartir con ustedes un versículo que, sin duda alguna, nos muestra la realidad de la vida y cómo podemos encontrar consuelo en medio de nuestras pruebas y aflicciones. El Salmo 38:8 nos habla de un momento en el que el salmista se encuentra agotado y completamente aplastado, gimiendo de angustia en su corazón.
Todos hemos experimentado momentos en los que nos sentimos agotados, tanto física como emocionalmente. La vida puede ser abrumadora y, a veces, sentimos que no podemos seguir adelante. El salmista nos muestra que es normal sentirse así, incluso como creyentes. Pero, ¿qué hacemos cuando nos encontramos en esta situación?
La respuesta la encontramos en la segunda parte del versículo: “gimo de angustia de corazón”. Cuando estamos agotados y aplastados, es importante que no reprimamos nuestros sentimientos, sino que los expresemos delante de Dios. Él es nuestro Padre amoroso y está dispuesto a escucharnos y consolarnos en nuestras angustias. No hay nada que podamos ocultarle, porque Él conoce nuestro corazón y nuestras debilidades.
Al igual que el salmista, podemos acudir a Dios en oración y presentarle nuestras cargas y preocupaciones. No tenemos que llevar todo el peso por nosotros mismos. Dios nos invita a depositar nuestras ansiedades sobre Él, porque Él se preocupa por nosotros (1 Pedro 5:7). Cuando nos abrimos ante Él, encontramos consuelo y fortaleza en Su presencia.
Es importante recordar que, aunque nos sintamos agotados y aplastados, no estamos solos en nuestras luchas. Dios está con nosotros en cada paso del camino y nos promete que nunca nos dejará ni nos abandonará (Hebreos 13:5). Él es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre pronta en los momentos de angustia (Salmo 46:1). No importa cuán difícil sea la situación, podemos confiar en que Dios está trabajando en medio de nuestras pruebas para nuestro bien (Romanos 8:28).
Además de acudir a Dios en oración, también es importante buscar apoyo en nuestra comunidad de fe. La iglesia es un lugar donde podemos encontrar aliento, consuelo y ayuda práctica. Compartir nuestras cargas con otros creyentes nos permite recibir el amor y el apoyo que necesitamos para superar los momentos difíciles. No debemos permitir que el orgullo o la vergüenza nos impidan buscar ayuda y compañerismo en la iglesia.
Queridos hermanos y hermanas, no importa cuán agotados o aplastados nos sintamos en este momento, hay esperanza en Cristo. Recordemos el Salmo 38:8, que nos muestra la realidad de nuestras luchas, pero también nos muestra el camino hacia la paz y el consuelo. No reprimamos nuestras angustias, sino que acudamos a Dios en oración y busquemos apoyo en nuestra comunidad de fe.
En medio de nuestras debilidades, Dios es nuestra fortaleza. Él nos sostendrá y nos levantará cuando nos sentimos abrumados. Su amor y gracia nos llevarán a través de cualquier dificultad. No estamos solos en nuestras luchas, porque Él siempre estará con nosotros. Confíemos en Su poder y busquemos Su consuelo en cada momento de nuestra vida.
Que el Salmo 38:8 sea un recordatorio constante de que, aunque estemos agotados y aplastados, Dios está ahí para escucharnos y sostenernos. No tengamos miedo de acercarnos a Él en nuestras angustias, porque Él es nuestro refugio seguro. Encontremos consuelo y fortaleza en Su presencia y confiemos en que Él nos guiará a través de cada dificultad.
“Estoy agotado y completamente aplastado; gimo de angustia de corazón.” (Salmo 38:8).
Que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús (Filipenses 4:7).
Amén.