Conéctate Con Dios

La Divina Presencia: Él Habita en Medio de la Alabanza


El Habita En Medio De La Alabanza

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy me gustaría hablarles sobre un tema que es fundamental en la vida de todo creyente: la alabanza. La alabanza es un acto de adoración y gratitud hacia nuestro amado Señor. Es un lenguaje universal que nos une como hijos de Dios y nos acerca más a su presencia. Pero hoy, nos enfocaremos en una verdad aún más profunda: «El Habita En Medio De La Alabanza».

La Biblia nos enseña que Dios es Espíritu y que aquellos que le adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. Cuando nos sumergimos en la alabanza, abrimos nuestro corazón y espíritu para recibir la presencia de Dios en nuestras vidas. Es en medio de la alabanza que su presencia se hace real y tangible para nosotros. En el Salmo 22:3 leemos: «Mas tú eres Santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel».

Queridos hermanos, cuando alabamos a Dios, le damos el reconocimiento y la gloria que Él merece. Nos humillamos delante de su grandeza y nos rendimos a su majestuosidad. En la alabanza encontramos consuelo, restauración y fortaleza. Es en ese momento sagrado que Dios se acerca a nosotros y renueva nuestro espíritu. En Isaías 57:15 encontramos estas palabras: «Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados».

La alabanza es un arma poderosa contra las adversidades de la vida. Alabando a Dios en medio de las dificultades, estamos declarando nuestra confianza en Él y su poder para liberarnos. No importa cuán oscuro sea nuestro valle, cuán profunda sea nuestra aflicción, Dios está con nosotros cuando le alabamos. El Salmo 34:1 nos dice: «Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca».

Cuando alabamos a Dios, nuestras cargas son aligeradas, nuestras preocupaciones se desvanecen y encontramos paz en su presencia. No importa cuán grande sea nuestro problema, Dios es aún más grande. Él es el Dios de lo imposible y en medio de la alabanza, su poder se manifiesta en nuestras vidas. En Filipenses 4:6-7 leemos: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús».

Queridos hermanos y hermanas, la alabanza es un estilo de vida. No se limita a un momento en el culto de la iglesia, sino que debe ser una constante en nuestra vida diaria. Debemos alabar a Dios en todo momento, en la alegría y en la tristeza, en la prosperidad y en la escasez. A través de la alabanza, nos conectamos con el corazón de Dios y experimentamos su amor y gracia sin límites. En Efesios 5:19-20 encontramos estas palabras: «Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo».

Queridos hermanos y hermanas, recuerden siempre que «El Habita En Medio De La Alabanza». Que nunca dejemos de alabarle, pues en la alabanza encontramos sanidad, liberación y gozo. Que nuestra vida sea un constante testimonio de alabanza y gratitud hacia nuestro amado Señor.

Que Dios les bendiga abundantemente.

El Habita En Medio De La Alabanza.

[Palabra de Dios: Salmo 22:3; Isaías 57:15; Salmo 34:1; Filipenses 4:6-7; Efesios 5:19-20]