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La fortaleza del impío: Salmo 10:4


Salmo 10:4 – “El impío, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.”

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero dirigirme a ustedes con un mensaje inspirador basado en el Salmo 10:4. Este versículo nos presenta una dura realidad: el impío, aquel que se aparta de Dios, no busca al Señor y no tiene a Dios en ninguno de sus pensamientos. Sin embargo, a pesar de esta realidad, nosotros, como creyentes, tenemos la oportunidad de marcar la diferencia en la vida de aquellos que nos rodean.

¿No es triste pensar que hay personas que viven sin buscar a Dios? El mundo en el que vivimos está lleno de altivez, de orgullo desmedido, y esto nos aleja cada vez más de nuestro Creador. Pero como cristianos, hemos sido llamados a ser luz en medio de la oscuridad, a llevar el mensaje de esperanza y salvación a aquellos que aún no conocen al Señor.

En nuestro diario vivir, debemos recordar siempre que nuestra misión es mostrar el amor de Dios a través de nuestras acciones y palabras. No podemos quedarnos conformes con simplemente asistir a la iglesia los domingos y olvidarnos del resto de la semana. Debemos ser conscientes de que Dios nos ha llamado a ser Sus embajadores en este mundo, y eso implica vivir de una manera que refleje Su amor y compasión.

Salmo 10:4 nos desafía a examinar nuestros propios corazones y pensamientos. ¿Tenemos a Dios presente en todas nuestras decisiones y en cada área de nuestra vida? ¿O hemos permitido que la altivez y el orgullo se apoderen de nuestros pensamientos, alejándonos de nuestro Padre celestial? Este versículo nos recuerda que Dios debe ocupar el primer lugar en nuestra mente y corazón en todo momento.

Hermanos y hermanas, no podemos quedarnos indiferentes ante la realidad de aquellos que no buscan a Dios. Debemos orar por ellos, interceder en su favor y mostrarles el amor y la gracia que solo Cristo puede ofrecer. No podemos juzgar ni señalar con dedo acusador, sino que debemos amar y acercarnos con compasión, tal como Jesús lo hizo durante Su ministerio terrenal.

Es importante recordar que todos hemos sido llamados a ser testigos del amor y la verdad de Dios. No importa cuán pequeño o insignificante creas que es tu rol en la expansión del Reino de Dios, recuerda que cada acción y palabra de amor puede marcar la diferencia en la vida de alguien más.

Entonces, ¿qué podemos hacer para impactar positivamente en la vida de aquellos que no buscan a Dios? Primero, oremos fervientemente por ellos. Oremos para que los ojos de su corazón sean abiertos y puedan ver la verdad de la salvación en Cristo. Oremos para que el Espíritu Santo obre en sus vidas y toque sus corazones.

Segundo, seamos ejemplos vivos del amor y la gracia de Dios. Nuestras acciones y palabras deben reflejar el carácter de Cristo en todo momento. Mostremos compasión, perdón, paciencia y bondad hacia aquellos que nos rodean. Seamos una luz en medio de la oscuridad, para que aquellos que no buscan a Dios puedan ver Su amor a través de nosotros.

Finalmente, compartamos el mensaje de esperanza y salvación de Cristo con valentía y determinación. No tengamos miedo de hablar de nuestra fe y de compartir el amor de Dios con aquellos que nos rodean. Dios puede usar nuestras palabras y testimonios para tocar el corazón de aquellos que no buscan a Dios y cambiar sus vidas para siempre.

Hermanos y hermanas, hoy les animo a ser luz en medio de la oscuridad. No permitamos que la altivez y el orgullo nos alejen de nuestro Padre celestial. Recordemos siempre que Dios debe tener un lugar central en nuestros pensamientos y acciones. Oremos por aquellos que no buscan a Dios, seamos ejemplos vivos de Su amor y compartamos el mensaje de esperanza y salvación con valentía.

Que el Salmo 10:4 nos inspire a ser instrumentos de cambio en este mundo, llevando la luz y el amor de Cristo a aquellos que aún no conocen al Señor. ¡Que Dios nos bendiga y nos use para Su gloria!

Salmo 10:4 – “El impío, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.”

Salmo 10:4 – “El impío, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.”

Salmo 10:4 – “El impío, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.”