Salmo 27:1 – “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Reina Valera)
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy quiero compartir con ustedes una poderosa verdad que se encuentra en el Salmo 27:1. Este versículo nos recuerda que Jehová es nuestra luz y nuestra salvación. Es un recordatorio de que no hay razón para temer, porque nuestro Dios es el Todopoderoso, el que vence cualquier obstáculo que se presente en nuestro camino.
En esta vida, a menudo nos encontramos en situaciones que nos causan miedo y ansiedad. Puede ser la incertidumbre del futuro, problemas en nuestras relaciones o dificultades económicas. Sin embargo, el Salmo 27:1 nos llama a confiar en Dios en medio de cualquier circunstancia. Él es nuestra luz, iluminando nuestro camino y mostrándonos la verdad en medio de la oscuridad.
Cuando enfrentamos dificultades, es fácil caer en la trampa del miedo y la desesperación. Pero debemos recordar que nuestro Dios es la fortaleza de nuestra vida. Él es nuestro refugio y nuestra protección. No importa lo que estemos enfrentando, podemos encontrar consuelo y fuerza en Él.
En el Salmo 27:1, David, el salmista, nos muestra su confianza en Dios. Él reconoce que no hay nada ni nadie que pueda amenazar su seguridad, porque el Señor está a su lado. David nos anima a seguir su ejemplo, a dejar de lado nuestros temores y a depositar nuestra confianza en el Dios que nos ama incondicionalmente.
Cuando enfrentamos situaciones difíciles, podemos recordar las palabras de este Salmo y declararlas en fe. Podemos levantar nuestra voz y proclamar: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” ¡Qué poderoso es declarar la verdad de la Palabra de Dios sobre nuestras vidas!
Permítanme compartir con ustedes un testimonio de cómo el Salmo 27:1 ha transformado la vida de una persona. María, una joven madre soltera, se encontraba en una situación desesperada. Luchaba por salir adelante económicamente y enfrentaba críticas y acusaciones de aquellos que la rodeaban. Sin embargo, un día, mientras leía la Biblia, se encontró con el Salmo 27:1. En ese momento, algo cambió en su interior. Ella decidió poner su confianza en Dios y creer que Él era su luz y su salvación. A partir de ese día, María experimentó una paz sobrenatural y vio cómo Dios abría puertas en su vida. Ella pudo superar todas las dificultades y hoy es un testimonio vivo del poder de Dios.
Mis amados, al igual que María, podemos encontrar esperanza y consuelo en el Salmo 27:1. No importa cuán oscuro sea nuestro camino, podemos confiar en que Dios es nuestra luz. No importa cuán desesperante sea nuestra situación, podemos confiar en que Él es nuestra salvación. No importa cuán débiles nos sintamos, podemos confiar en que Él es la fortaleza de nuestra vida.
En conclusión, hermanos y hermanas, les animo a aferrarse a la verdad del Salmo 27:1. Que estas palabras se conviertan en un recordatorio constante de que Jehová es nuestra luz y nuestra salvación. Que nos inspiren a confiar en Él en medio de cualquier circunstancia. Que nos impulsen a declarar con audacia: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” ¡Amén!
Salmo 27:1 – “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?” (Reina Valera)