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La fortaleza divina en Salmos 73:23-26: ¡Mi roca y mi porción eterna!


Salmos 73:23-26 (RVR1960):
«Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.»

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy quiero compartir con ustedes una porción de las Escrituras que nos llena de esperanza y fortaleza. En Salmos 73:23-26, el salmista nos recuerda la fidelidad y el cuidado constante de nuestro Dios en medio de nuestras dificultades.

El salmista comienza diciendo: «Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha.» Estas palabras nos hablan de la cercanía de Dios en nuestras vidas. Aunque a veces nos sintamos solos o abandonados, podemos confiar en que Él siempre está con nosotros. Él nos toma de la mano y nos guía en cada paso que damos.

Continúa diciendo: «Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria.» Nuestro Dios es un Dios sabio y amoroso. Él nos guía por el camino correcto, incluso cuando no entendemos por qué pasamos por ciertas pruebas o dificultades. Podemos confiar en que su consejo es perfecto y que al final, nos recibirá en su gloria.

El salmista nos hace reflexionar al preguntar: «¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra.» Estas palabras nos invitan a evaluar nuestras prioridades y deseos en la vida. ¿Qué es lo más importante para nosotros? El salmista reconoce que no hay nada ni nadie en los cielos ni en la tierra que se compare con la presencia y el amor de Dios. Él debe ser nuestro anhelo y nuestra pasión más profunda.

Finalmente, el salmista declara: «Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.» Aquí vemos la confianza del salmista en Dios en medio de su debilidad. Reconoce que su carne y su corazón pueden fallar, pero sabe que tiene un fundamento sólido en Dios. Él es la roca en la que podemos confiar en todo momento. Él es nuestra porción, nuestra herencia eterna.

Queridos hermanos y hermanas, ¿no es maravilloso saber que tenemos un Dios que siempre está con nosotros, que nos guía, que nos ama y que nos sostiene? Aunque enfrentemos desafíos y pruebas en nuestra vida, podemos encontrar consuelo y esperanza en las palabras de Salmos 73:23-26.

Permítanme recordarles una vez más estas hermosas palabras: «Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.»

Que estas palabras llenen sus corazones de paz y confianza. Que puedan recordar en todo momento que no están solos, que Dios los guía y que su amor es eterno. Permítanme animarles a meditar en estas palabras y a confiar en la fidelidad de nuestro Dios.

Que la gracia y la paz de nuestro Señor Jesucristo estén con cada uno de ustedes. Amén.

Salmos 73:23-26 (RVR1960):
«Con todo, yo siempre estuve contigo; me tomaste de la mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti, nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.»