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La hermosa heredad que me ha tocado: un regalo para el alma


Es Hermosa La Heredad Que Me Ha Tocado

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero hablarles acerca de una verdad maravillosa que encontramos en la Palabra de Dios: “Es Hermosa La Heredad Que Me Ha Tocado”. Esta frase, tomada del Salmo 16:6, nos recuerda la grandeza de la bendición que Dios nos ha dado al hacernos parte de su familia.

¿Qué significa realmente esta heredad? ¿Por qué es hermosa? Permítanme explicarles.

En primer lugar, la heredad que nos ha tocado es hermosa porque somos hijos de Dios. En el libro de Juan 1:12 leemos: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”. ¡Imaginen eso! El Creador del universo nos ha adoptado como sus hijos, nos ha dado un lugar especial en su familia. Somos amados, valorados y tenemos un propósito divino en esta vida.

En segundo lugar, la heredad que nos ha tocado es hermosa porque tenemos una relación personal con Dios. En el Salmo 16:8, el salmista declara: “Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer”. Nuestro Padre celestial está siempre a nuestro lado, cuidándonos, guiándonos y fortaleciéndonos. Podemos confiar en su amor incondicional y en su sabiduría para cada paso que damos en nuestra caminata diaria con Él.

En tercer lugar, la heredad que nos ha tocado es hermosa porque tenemos una esperanza eterna. En 1 Pedro 1:3-4 leemos: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros”. Nuestra heredad no es temporal ni está sujeta a las vicisitudes de este mundo, sino que es eterna y segura en los cielos. Tenemos la certeza de que un día estaremos con nuestro amado Padre en su gloriosa presencia.

Hermanos y hermanas, ¿no es maravilloso saber que tenemos una heredad tan hermosa? Sin embargo, no debemos olvidar que también tenemos una responsabilidad. En Mateo 5:14-16 Jesús nos dice: “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. Como hijos de Dios, debemos reflejar su amor, gracia y misericordia en nuestras vidas diarias. Debemos ser luz en medio de la oscuridad, mostrando al mundo la belleza de nuestra heredad en Cristo.

En conclusión, hermanos y hermanas, recordemos siempre que “Es Hermosa La Heredad Que Me Ha Tocado”. Somos hijos de Dios, tenemos una relación personal con Él y tenemos una esperanza eterna asegurada en los cielos. Vivamos cada día con gratitud por esta heredad y compartamos el amor de Dios con aquellos que nos rodean. Que nuestra luz brille y glorifiquemos a nuestro Padre celestial.

Que Dios les bendiga abundantemente.

Es Hermosa La Heredad Que Me Ha Tocado

H2 HTML Heading: Seamos testigos de la hermosa heredad en Cristo

Queridos hermanos y hermanas,

Hoy quiero invitarles a ser testigos de la hermosa heredad que nos ha tocado en Cristo Jesús. En un mundo lleno de desesperanza y confusión, tenemos la oportunidad de mostrar a otros la belleza de nuestra relación con Dios.

Es Hermosa La Heredad Que Me Ha Tocado. Esta frase nos recuerda que somos amados y valorados por nuestro Padre celestial. No importa cuáles sean nuestras circunstancias, tenemos la seguridad de que Dios está con nosotros y tiene un plan perfecto para nuestras vidas.

Como testigos de esta heredad, debemos reflejar el amor y la gracia de Dios en todo momento. En Efesios 5:1-2 leemos: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante”. Siguiendo el ejemplo de Cristo, debemos amar a los demás de manera desinteresada, perdonar como hemos sido perdonados y mostrar compasión y misericordia a aquellos que nos rodean.

Además, como testigos de esta heredad, debemos vivir vidas santas y justas. En 1 Pedro 1:15-16 leemos: “Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo”. Nuestra conducta debe reflejar la santidad de Dios y ser un testimonio viviente de su transformación en nuestras vidas.

Finalmente, como testigos de esta heredad, debemos compartir la esperanza que tenemos en Cristo con aquellos que nos rodean. En Mateo 28:19-20 Jesús nos ordena: “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Tenemos la responsabilidad de compartir las buenas nuevas de salvación con otros, llevándolos a una relación personal con Jesús y guiándolos en su caminar con Él.

Queridos hermanos y hermanas, seamos testigos de la hermosa heredad que nos ha tocado en Cristo. Que nuestras vidas reflejen el amor, la gracia y la santidad de Dios. Que nuestra luz brille en medio de la oscuridad y mostremos al mundo la esperanza que tenemos en Él.

“Es Hermosa La Heredad Que Me Ha Tocado”. Que esta verdad nos inspire a vivir vidas que glorifiquen a nuestro Padre celestial y a compartir su amor con aquellos que nos rodean.

Que el Señor les bendiga y les guarde siempre.

Es Hermosa La Heredad Que Me Ha Tocado.