Cita Bíblica De La Mujer Cananea
La historia de la Mujer Cananea es una poderosa lección de fe y perseverancia que nos muestra el poder del amor y la misericordia de Dios. En el Evangelio de Mateo, encontramos este relato inspirador que nos enseña valiosas lecciones sobre la importancia de nuestra fe y la confianza en Dios.
En Mateo capítulo 15, versículos 21 al 28, se relata el encuentro de Jesús con una mujer cananea que tenía una hija endemoniada. La mujer se acercó a Jesús y le suplicó que tuviera compasión de ella y sanara a su hija. Pero Jesús, en un primer momento, pareció no prestarle atención y le dijo: “No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos”.
Sin embargo, la respuesta de esta mujer fue asombrosa. Ella no se desanimó ni se dio por vencida, sino que respondió con humildad y fe: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Esta respuesta demostró su gran fe y confianza en el poder de Jesús.
La respuesta de la mujer Cananea muestra una profunda humildad y reconocimiento de su necesidad de Jesús. Ella no se consideraba digna de recibir la gracia de Dios, pero sabía que incluso las migajas de su poder eran suficientes para sanar a su hija. Esta actitud de humildad es algo que todos debemos aprender, reconocer nuestra necesidad de Dios y depender completamente de su gracia y poder.
Jesús, impresionado por la fe de esta mujer, le respondió: “Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres”. Y en ese mismo momento, su hija fue sanada. La fe y la perseverancia de esta mujer Cananea fueron recompensadas por la misericordia y el poder de Jesús.
Esta historia nos enseña que no importa de dónde venimos, quiénes somos o cuál sea nuestra situación, todos podemos acercarnos a Jesús con fe y confianza. No hay límites para su amor y su poder sanador. Si confiamos en Él y perseveramos en nuestra fe, podemos experimentar milagros en nuestras vidas.
La mujer Cananea nos recuerda que a veces podemos enfrentarnos a obstáculos y pruebas en nuestra vida, pero no debemos desanimarnos ni dudar del amor de Dios. Incluso cuando parece que Jesús no nos está escuchando, debemos seguir confiando en Él y acercarnos a Él con fe.
En momentos de dificultad, podemos recordar las palabras de la Mujer Cananea: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos”. Incluso las migajas de la gracia y el poder de Dios son suficientes para sanar nuestras heridas y transformar nuestras vidas.
Hermanos y hermanas, no importa cuán grande sea la tormenta en nuestra vida, no importa cuántos obstáculos y pruebas enfrentemos, siempre podemos acercarnos a Jesús con fe y confianza. Él está dispuesto a escucharnos y sanarnos, solo tenemos que creer y perseverar en nuestra fe.
Así como la Mujer Cananea recibió la sanidad para su hija, Dios también desea sanarnos y restaurarnos en todas las áreas de nuestra vida. Su amor y misericordia son infinitos, y nunca debemos dudar de su poder para transformar nuestras circunstancias.
En conclusión, la historia de la Mujer Cananea nos enseña la importancia de la fe, la humildad y la perseverancia en nuestra relación con Dios. A través de su ejemplo, aprendemos que no hay límites para el amor y el poder de Jesús. Así que, hermanos y hermanas, acerquémonos a Él con fe y confianza, sabiendo que incluso las migajas de su gracia son suficientes para sanar nuestras vidas.
Cita Bíblica De La Mujer Cananea
Mateo 15:21-28 (Reina Valera)
21 Saliendo Jesús de allí, se fue a las regiones de Tiro y de Sidón.
22 Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquellos territorios clamaba, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.
24 El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!
26 Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.
27 Y ella dijo: Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
28 Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.
Cita Bíblica De La Mujer Cananea