La Ofrenda Texto Bíblico: Un Acto de Amor y Gratitud
La ofrenda es un tema recurrente en la Biblia, y se menciona en diversas ocasiones a lo largo de sus páginas. La práctica de ofrecer una ofrenda a Dios es un acto de amor y gratitud hacia nuestro Creador. En el libro de Levítico, capítulo 27, versículo 30, encontramos el siguiente mandato de Dios: “El diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa consagrada a Jehová”.
Cuando Dios nos invita a ofrecerle una ofrenda, no se trata simplemente de un mandato, sino de un acto de fe y obediencia. Él no necesita nuestras ofrendas, pero nos invita a participar en su obra y a demostrar nuestra dependencia de Él. La ofrenda es una forma tangible de expresar nuestro amor y gratitud hacia Dios, reconociendo que todo lo que tenemos proviene de Él.
La ofrenda también es una oportunidad para sembrar en el Reino de Dios. En el libro de Malaquías, capítulo 3, versículo 10, leemos: “Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde”. Dios nos anima a dar generosamente, confiando en que Él suplirá todas nuestras necesidades.
Cuando ofrecemos nuestra ofrenda, no solo estamos sembrando en el Reino de Dios, sino que también estamos demostrando nuestro compromiso y fidelidad a Él. En el libro de Proverbios, capítulo 3, versículos 9 y 10, se nos insta a honrar a Dios con nuestras riquezas: “Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia”.
Ofrendar no es solo una cuestión de dinero, sino también de tiempo, talentos y recursos. Dios nos ha bendecido de diversas maneras, y Él espera que utilicemos todo lo que tenemos para su gloria y para bendición de otros. La ofrenda no es solo un acto individual, sino también comunitario. Al ofrendar juntos, nos unimos en un propósito mayor y nos fortalecemos mutuamente.
La ofrenda también es un acto de adoración. En el libro de Salmos, capítulo 96, versículo 8, leemos: “Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrenda, y venid a sus atrios”. Al ofrecer nuestra ofrenda, estamos reconociendo la grandeza y el poder de Dios, y estamos adorándolo en espíritu y en verdad.
La ofrenda no es un acto mecánico, sino un acto de corazón. Dios no está interesado en la cantidad que ofrezcamos, sino en la actitud y la motivación detrás de nuestra ofrenda. En el libro de 2 Corintios, capítulo 9, versículo 7, se nos anima a dar de buena gana y con alegría: “Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre”.
En resumen, la ofrenda es un acto de amor y gratitud hacia Dios. Es una oportunidad para sembrar en el Reino de Dios, demostrar nuestro compromiso y fidelidad, y adorar a nuestro Creador. No importa la cantidad que ofrezcamos, sino la actitud y la motivación con la que lo hacemos. Ofrezcamos nuestra ofrenda con gozo y gratitud, confiando en que Dios suplirá todas nuestras necesidades.
Ofrenda Texto Bíblico. Ofrendar es un acto de amor y gratitud hacia nuestro Dios. Es una oportunidad para sembrar en el Reino de Dios y demostrar nuestra fidelidad y compromiso. Ofrezcamos nuestra ofrenda con alegría y confianza en que Dios nos bendecirá abundantemente.