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La Promesa del Salmo 144: Tus Hijos Serán Como Plantas Olivareras


Salmo 144:12 – «Que nuestros hijos crezcan como plantas altas desde su juventud, y nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio.» (Reina Valera 1960)

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy quiero compartir con ustedes una hermosa promesa que se encuentra en el Salmo 144:12. Este versículo nos habla de la bendición que Dios tiene reservada para nuestros hijos. Nos dice que nuestros hijos crecerán como plantas altas desde su juventud, y nuestras hijas serán como esquinas labradas como las de un palacio. ¿No es esto maravilloso?

Dios tiene un plan perfecto para cada uno de nuestros hijos. Él los ha creado con propósito y los ha dotado con talentos y habilidades únicas. Como padres y madres, debemos ser conscientes de esta promesa y hacer todo lo posible para ayudar a nuestros hijos a crecer y desarrollar todo su potencial.

En primer lugar, es fundamental que les brindemos una educación sólida y una base espiritual firme. La Palabra de Dios nos enseña en Proverbios 22:6: «Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.» Debemos enseñarles los principios y valores cristianos desde temprana edad, para que aprendan a discernir entre el bien y el mal, y puedan tomar decisiones sabias.

Además, debemos animar a nuestros hijos a descubrir sus dones y talentos. Cada uno de ellos ha sido creado con habilidades especiales que pueden ser utilizadas para glorificar a Dios y bendecir a los demás. Como padres, debemos estar atentos a sus intereses y pasiones, y brindarles las oportunidades necesarias para que puedan desarrollar sus talentos. Esto puede incluir actividades extracurriculares, clases de música, arte o deportes, entre otros.

Asimismo, es importante que les brindemos un ambiente de amor y aceptación. Nuestros hijos necesitan sentirse amados y valorados, independientemente de sus logros o fracasos. Debemos ser sus mayores animadores y apoyarlos en todo momento. La Biblia nos dice en Efesios 6:4: «Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.»

Además de nuestras responsabilidades como padres, también debemos confiar en la soberanía de Dios. Él tiene el control de la vida de nuestros hijos y los guiará en su camino. A veces, como padres, podemos sentirnos preocupados o ansiosos por su futuro, pero debemos recordar que Dios tiene un plan perfecto para ellos. Como está escrito en Jeremías 29:11: «Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.»

Queridos hermanos y hermanas, confiemos en la promesa de Dios en el Salmo 144:12. Oremos por nuestros hijos y hijas, pidiendo que crezcan como plantas altas desde su juventud, y que sean como esquinas labradas como las de un palacio. Pidamos a Dios que los guíe y los proteja en cada paso que den.

Recordemos que nuestros hijos son un regalo de Dios y nuestro deber es criarlos en el temor y en el amor del Señor. No olvidemos enseñarles la importancia de poner a Dios en primer lugar en sus vidas y de vivir según Su palabra.

En conclusión, el Salmo 144:12 nos recuerda la promesa de Dios de bendecir a nuestros hijos. Que esta promesa sea nuestro consuelo y nuestra guía mientras criamos y educamos a nuestros hijos. Confíemos en el Señor y en Su plan perfecto, sabiendo que Él está obrando en la vida de nuestros hijos de una manera maravillosa.

Que nuestros hijos crezcan como plantas altas desde su juventud, y nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio. Amén.

Salmo 144:12 – «Que nuestros hijos crezcan como plantas altas desde su juventud, y nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio.» (Reina Valera 1960)